Comentarios acerca de «Ayer,
El 30 de mayo y Después»

<p>Comentarios acerca de «Ayer,<br/>El 30 de mayo y Después»</p>

SÓCRATES I. PEGUERO S.
Hemos tenido la oportunidad de leer la obra: «Ayer, El 30 de Mayo y Después», de la autoría de Fernando (Marullo) Amiama Tió, de valiosísimo aporte desde el punto de vista histórico.

Esta obra viene a despejar las dudas sobre el desarrollo de los acontecimientos, toda vez que se habían vertido opiniones acerca del mismo, muy divorciadas de la realidad histórica. La narración, en forma cronológica de los acontecimientos, hecha por el autor de la obra: «Ayer, El 30 de Mayo y Después» así lo atestigua. Fernando (Marullo) Amiama Tió tuvo una participación muy activa al lado de su hermano inseparable Luis Amiama Tió.

Los únicos dos errores que contiene la obra (pág. 160) son los concernientes a las muertes de José Amado Soler, que dice que fue asesinado por la tiranía de Trujillo, y no es cierto. José Amado Soler salió al exilio conjuntamente con Juan Ducoudray M., y no sabemos cómo fue a parar a la dictadura de Anastasio Somoza y allí fue asesinado, y, sobre el caso del primer teniente Jean Awad Canaán, tampoco fue asesinado por la tiranía de Trujillo. Este había salido conduciendo su auto con los capitanes Lorenzo Sención Silverio (vivo) y Amable Botello (fallecido), en procura de un catcher (pelotero) para el equipo de béisbol del CEFA. A su retorno por la carretera del Sur, a la altura del tramo de Azua-San Juan de la Maguana, el carro chocó en la oscuridad de la noche con un camión estacionado, quedando Awad Canaán muerto y Amable Botello con una lesión traumática en la columna cervical.

Raíz del atentado a Trujillo.

Jesús De Galíndez Suárez, natural del país Vasco, de ascendencia alavesa, de 24 años de edad, abogado, delegado del Gobierno Vasco en Madrid, cuando le sorprende la Guerra Civil Española (1936-1939), a raíz de la Segunda Guerra Mundial para eludir la persecución tuvo que emigrar a Francia y, posteriormente, en el mismo año del 1939, se traslada a la República Dominicana en condición de exiliado. Tanto en Madrid, Valencia, Santo Domingo y New York se desempeña como Delegado del Gobierno Vasco; pero a la vez era confidente del FBI (Diario Las Américas, 15/4/2006 y Janeire Salicio).

Asimismo, en Santo Domingo, enseñó en la Escuela Diplomática de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores y fue Consultor de la Secretaría de Estado de Trabajo. En el 1946, se trasladó a la ciudad de New York. En la Universidad de Columbia se desempeñaba como profesor de Español y estudiante de Doctorado de dicha Universidad. El 12 de marzo de 1956, cuando salía de clases con destino a su apartamento en la calle 57 y 8va. Avenida, en Manhatan, N.Y., desapareció (Janeire). Trujillo contrató al ex-agente de la CIA John Frank, para la macabra operación del secuestro en lo relacionado al territorio norteamericano. De este hecho, este año se cumplió el 50 aniversario (Diario Las Américas).

Este secuestro y posterior asesinato de Jesús De Galíndez, genera una serie de asesinatos en forma escalonada, pero también conduce, en gran medida, al ajusticiamiento del Tirano. Veamos pues:

Primer asesinato.- Gloris Viera, una hermosa puertoplateña que trabajaba en la «La Voz Dominicana», y posteriormente pasó a formar parte del Servicio Secreto, fue utilizada como carnada para atraer a Jesús De Galíndez. Una vez realizado el secuestro y trasladado, narcotizado, al Estado de La Florida y más tarde a la provincia de Montecristi, Trujillo se apersonó, y después de incriminarlo, abofetearlo, ordenó su eliminación física. Cuando se observa la desaparición de Jesús De Galíndez en el territorio de los Estados Unidos de Norteamérica, comienzan las investigaciones. Al Trujillo enterarse de las mismas, decide el asesinato de Gloria Viera para borrar las huellas que pudieran existir, y los periódicos nacionales dan cuenta de que ella murió en uno de esos clásicos accidentes automovilísticos en la carretera Duarte, a la altura de La Cumbre de Bonao.

Segundo asesinato.- Gerard Murphy, norteamericano, piloto de la desaparecida CDA, vivía en la calle hoy Capitán Eugenio De Marchena, en una casa de dos plantas. En la planta baja residía el doctor Hugo R. Félix Carías y en la segunda planta vivía Gerard Murphy. Cuando asesinan a Murphy, involucran al doctor Félix Carías y lo citan a la fiscalía del Distrito Nacional para que firmara un documento atestiguando la muerte de Murphy y tratando, de igual manera, de involucrar a Octavio (Tavito) de la Maza. Tuvo que firmar el abusivo y comprometedor documento. Luego de la muerte de Trujillo, él hizo una aclaración sobre el caso.

Tercer asesinato.- Octavio (Tavito) de la Maza, natural de Moca, militar, piloto aéreo, trabajaba para la CDA, fue utilizado como co-piloto en el secuestro de Galíndez. Como el embajador de los Estados Unidos de Norteamérica, William Pheifer, le había solicitado a Trujillo que investigara a Octavio de la Maza con relación a la muerte de Gerard Murphy, debido a que supuestamente, entre ambos existía una historia de roces personales (Memorias de un Cortesano de la Era de Trujillo, pág. 279); Trujillo maniobra hábilmente, aprovecha la coyuntura que le da una mayor cobertura para montar su teatro y encarcela a Tavito. Le abre un expediente acusatorio (ahí es donde nuestro amigo y compadre el doctor Hugo R. Félix Carías se ve obligado a firmar una falsa declaración). Luego aparece la nefasta noticia del suicidio, que no se la creyeron ni los chinos de Bonao.

Cuarto asesinato.- Antonio Rúa, padre de Marusa Rúa, la esposa de Octavio de la Maza. Al señor Rúa sentir repulsa y manifestar su descontento por la muerte de Tavito, planificaron su muerte. Aprovechando que el señor Antonio Rúa era comisionista y tenía que viajar periódicamente hacia el interior del país, decidieron esperar el que fuera su último viaje y le tiraron un Catarey encima en la vieja carretera del Este. Catarey era un enorme camión (marca Mack) que se usaba para el tiro de caña de azúcar.

Quinto asesinato.- Teniente coronel Salvador Cobián Parra. Este fue el último asesinato vinculado con el secuestro de Jesús De Galíndez y tuvo un gran impacto por tratarse del Jefe de Seguridad del Estado. El teniente coronel Cobián Parra le había expresado a Trujillo que ya el tenía elucidado el caso de Galíndez, a lo que Trujillo no respondió nada en absoluto. La repuesta no se hizo esperar. Estando el teniente coronel Cobián Parra sentado en su despacho, entró un esbirro militar y lo mató.

Motivación del secuestro de Galíndez.-

Esto se debió a que para su graduación de Doctorado en la Universidad de Columbia, N.Y., en los Estados Unidos de Norteamérica, Galíndez había escrito su tesis. «La República Dominicana de Trujillo» y también había escrito un libro que tituló: «La Era de Trujillo», donde él hace un análisis de todas las tiranías de Hispanoamérica en el siglo XIX y, de manera muy especial, sobre la Era de Trujillo, ya que él había vivido en sus entrañas.

Galíndez narra, más o menos, la forma como Trujillo asaltó el poder y le hace una radiografía de cuerpo entero a su régimen.

Sin embargo, la muerte de Jesús De Galíndez queda decretada cuando él explica lo orígenes personales de Trujillo. En el entronque genealógico del tirano, relata que su abuelo era un agente secreto del gobierno español en el país durante la anexión a España, en el año del 1865. Nos referimos a José Trujillo Monagas, quien regresó a Cuba donde se desempeñaba como jefe superior de la Policía, habiendo dejado procreado un hijo con Silveria Valdez que respondía al nombre de José Trujillo Valdez. Por la rama materna dice que Trujillo tenía ascendencia haitiana, pues su abuela era Luisa Erciná Chevalier (madre de Julia Molina Chevalier) quien era hija de haitianos; el padre de ésta fue Diyetta Chevalier quién llegó al país durante la ocupación haitiana del 1822.

Galíndez tuvo la bizarría para escribir la obra, pero perdió de vista que Trujillo era un ególatra y megalómano en grado superlativo, capaz de cualquier locura para satisfacer su afán de delirio de grandeza y subestimó, teniendo la experiencia de Manuel (Pipí) Hernández, Mauricio Báez y Andrés Requena fresca en su memoria, el poder de Trujillo, que tenía las manos tan largas como los tentáculos de un pulpo (contaba con una red de esbirros en La Habana, Caracas, New York, México, etc). Y, perdió la vida.

Trujillo contrae su primer matrimonio a la edad de 17 años, cuando se desempeñaba como telegrafista, con Aminta Ledesma, con la que creó una hija: Flor de Oro Trujillo Ledesma.

Luego se casó, en el 1927 con Bienvenida Ricardo, con la quien no procreó hijos. El 5 de junio del 1929, mientras está casado con la señora Bienvenida Ricardo, procrea un hijo con María Martínez (Rafael L., Ramfis, Trujillo) y no es sino hasta el 30 de septiembre del 1935, que el «Listín Diario» nos trae la noticia de la nueva boda de Trujillo con María Martínez Alba («Era de Trujillo», págs. 32, 33, 34 y 74).

Para Trujillo superar la crisis que se produjo entre su gobierno y los Estados Unidos de Norteamérica, por el asesinato de Gerard Murphy, tuvo que sobornar a un grupo de congresistas encabezados por el senador Joseph McCarthy. También dio US$25,000.00 ara la campaña vice-presidencial de Richard Nixon del año 1956. En este proceso tuvo una participación muy activa Manuel De Moya Alonso, según nos relata el abogado Stuart McKeever (Diario Las Américas, 15/4/2005).

Hemos traído a colación este caso de Jesús De Galíndez, porque guarda una estrechísima relación con el ajusticiamiento del tirano. Una de las motivaciones de peso que tuvo Antonio De la Maza para su principalísima actuación en la trama fue la muerte de su hermano Tavito, que se convirtió en una obsesión o psicosis, y, la gota que rebosó el vaso de agua lo determinó el pavoroso y horrendo asesinato, en la «Mansión La Cumbre», Tamboríl, de Minerva, Patria, María Teresa Mirabal y Rufino De la Cruz. En este año se cumplió el 46 aniversario. Gloria eterna!

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