Comentarios ¿Con tinta buena?

Comentarios ¿Con tinta buena?

El prestigioso matutino Diario Libre concluye la edición de cada fecha con unos comentarios en la parte superior de su última página regida con el antetítulo “De buena tinta”.

A esta de posición final le antecede el comentario de la segunda página, que no dejo de leer –ni uno ni otro–, que siempre espero, porque ambos son sabrosos, picantes, aleccionadores, producto de mente despierta, de buena formación, conocedores de diversas materias, de bien administradas experiencias y salpicadas de entrañables vivencias que la vida nos aporta.

Me inclino a desenvolver estas notas por una razón muy sencilla: El título de la entrega del viernes 21 de este marzo que concluye (2014) es: Quique luce un bateador fino.

Un paralelismo léxico, un empleo de lenguaje figurado, con la aplicación de términos relacionados con el juego de pelota. No niego que en mi adolescencia me movieron o mi padre lo hiciera alrededor del boxeo, la natación, el béisbol y alguna que otra vez el deporte de la cacería. Entre todos prevaleció el gusto y placer por la pelota. Algo, el volibol femenino, para ver piernas y muslos de las atletas. Recuerdo la representación cubana en un enfrentamiento en los eventos deportivos del 1944, con motivo del centenario de la Independencia de la República. Pero muchas cosas quedaron atrás y pervivió la natación, para salud y desarrollo físico y el fanatismo por los azules, que perdurará más allá de la derrota en la Isla Margarita, Venezuela.

No obstante, no son esos los pormenores a matizar el contenido de esta entrega. No estoy en plan de Franklin Mirabal, Félix Decena, Juan Díaz, Mickey Mena… Lo que me motiva es, principalmente, lenguaje, gramática, redacción, ortografía, prosodia etc. Y a eso voy. El vocabulario y otras formas comienzan con la tinta del titular de la columna mencionada.

–Quique luce un /bateador fino/.

Una forma tropológica para mencionar o ligar al político Quique Antún con un beisbolista de bateo consistente.

–Quique luce ahora más /depurado/.

Es una alusión a un /bateador/ que ha aprendido a seleccionar los lanzamientos a los que debe hacerles /swing/.

–Se preocupa más por dar /hits/ que por batear /jonrones/.

Es una buena idea para dar relieve a la /consistencia/ y no perderse con /ponches/ en busca de lograr un /tetrabase/.

–Lo suyo ahora es /average/, /consistencia/.

Resalta así alcanzar /logros/, /efectividad en el desenvolvimiento/.

–Falta mucho, pero si se descuidan, se lleva el título del /Regreso del año/.

Frase empleada en este pasatiempo para señalar que la vuelta de ese jugador a la alineación marcó una etapa oportuna para destacarse.

No tiene que ver con esta forma de entretenimiento y, por añadidura es un recurso para que los jugadores destacados se conviertan en millonarios.

Sin embargo, se dice:

a) “¿/Qué/ tiene problema con Amable? La verdad que no. Don Amable tiene problemas, pero no con Quique, sino con los nuevos estatutos”.

El /qué/ inicial en el tercer párrafo no es ni interrogativo ni exclamativo. Simplemente vale para indicar lo que deseamos elucidar. Se habla, pues, de un supuesto: Que “si Quique tiene problemas con Amable, /si/ condicional y de inmediato se anota que /no/, lo que implica entonces que no tiene problema…

En consecuencia, no se está preguntando, sino planteando el tema. Por tanto, no cabe ese acento ortográfico o tilde. Es cuestión de relacionar.

En el párrafo inicial se habla de nuestro personaje. Sólo de nuestro amigo Quique Antún. Pero en el segundo párrafo los verbos se expresan en plural.

“Se invent/an/ crisis, pero se queda/n/ en los medios las dificultades… se ventila/n/… en los organismos…”.

En este orden, el cambio de usos de elementos gramaticales de singular a plural es un acierto en el manejo del estilo. Es de muy buena tinta. Vale.

 

Publicaciones Relacionadas

Más leídas