En casi todos los informes  de organismos internacionales se dice lo mismo: el control de los fondos públicos es casi nulo en la República Dominicana.  Así como los políticos se las arreglaron  para no aparecer en los juicios a las quiebras bancarias, también se las han arreglado para poner militantes y corifeos en los organismos de fiscalización del uso de los fondos públicos.   Organismos van y organismos vienen,  para complacer las quejas internacionales y para añadir organigramas a la estructura del Estado, pero los fondos públicos continúan sin ser fiscalizados.  Ni siquiera el Congreso  cumple este aspecto sagrado de su responsabilidad.

El choque

H. Decamps

A nadie debe sorprender que Hatuey Decamps, un verdadero zorro de la política dominicana, se entienda con su compadre y ex pupilo Miguel Vargas Maldonado. Ambos se conocen bien, se estiman y son empáticos.

R. Rosario

Corre el rumor, cada vez con más fuerza, sobre un pronto aumento en las tarifas de servicios que ofrece la Junta Central Electoral. Parece que es la fórmula diseñada para responder a los grandes compromisos financieros de la entidad.

El personaje

Ministro  de educación

Melanio Paredes

Cuando el discurso oficial se vale de la retórica para, utilizando una lógica formal, afirmar que el tema central de la educación dominicana es la calidad y no la cantidad, uno debe apuntar hacia ejemplos como el de la  comunidad de Arroyo de Leche, en Montellano, jurisdicción de Puerto Plata. Aquí, en este lugar, hay una escuela a medio hacer, sin puertas, sin ventanas, piso, persianas, techo, energía eléctrica, sanitarios y servicio de agua potable. En realidad, es una escuela-no escuela. Es obvio que es necesario tener el local para la escuela  y los útiles pedagógicos necesarios para reclamar una docencia adecuada. Hasta que esta disponibilidad no aparezca, con profesores calificados y bien pagados, no puede pasarse a discutir la calidad. Así es en la vida real, no en la lógica formal.