Comentarios en Breve
Se sabe pero no se hace

<STRONG>Comentarios en Breve<BR></STRONG>Se sabe pero no se hace

Lo dicho por el Banco Interamericano de Desarrollo es sabido de viejo. Las Edes no cobran la mayor proporción de la energía puesta en línea porque no la facturan.  Lo saben en las Edes,  en la CDEEE, desde hace tiempo, y lo saben también cientos de miles de usuarios que afirman que no pagan porque no les cobran.  La razón de este hecho  es simple: las Edes y sus altos ejecutivos no tienen necesidad de cobrar, porque como quiera el subsidio les llega y también sus altos y privilegiaos ingresos mensuales… Por cierto,  hay una ilustrativa guerra entre los asesores de la CDEEE de antes y de ahora.  Más y más de lo mismo…

El choque

Juan Hubieres

La gran novedad en el acto de la JCE para entregar los certificados de elección a los legisladores fue la presencia en el acto de Juan Hubieres, pero un Juan Hubieres con saco, corbata, sonriente y con una colita.

J. Rafael Vargas

Otro legislador que se vio muy sonriente fue el doctor José Rafael Vargas. Un talentoso periodista y abogado que deja una gran tarea en Indotel. El país y Moca, la capital de su provincia, esperan de Vargas una labor ejemplar.

El personaje

PRESIDENTE DEL CONEP

Lisandro Macarrulla

Hasta ahora, los gobiernos centrales de la República Dominicana sólo hacen caso a lo que llamaremos “el poder empresarial”. Sin exageración podría decir que es el único factor de opinión pública tomado en cuenta por los gobernantes, incluidos a quienes ahora usufructúan el poder. Para ellos el resto es “bulla nada más”, una bulla que, comentan entre sí, se la lleva el tiempo. Pero a los observadores atentos les queda la impresión de que a estos empresarios les da lo mismo el comportamiento del Gobierno. Actúan, según ese parecer, como si la institucionalidad del país no les incumbiera o afectara y, más bien, tratan siempre de llevarse “de maravilla” con los gobernantes. Por ejemplo, este “poder empresarial” nada hizo para que las elecciones se hicieran con reglas  decentes, de manera que el equilibrio de poder pudiera mantenerse. Ahora tenemos un peligroso desequilibrio en el necesario balance de poder.

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