Nueva York. Comer un pescado de agua dulce en Estados Unidos es similar a beber un mes de “químicos”, según un análisis a cientos de peces por parte de investigadores del Grupo de Trabajo Ambiental (EWG), con sede en Washington DC, cuya misión es proteger la salud pública.
La EWG sugiere que aquellos que comen pescado de estos lugares podrían estar ingiriendo niveles dañinos de «sustancias químicas para siempre”.
La entidad ha identificado 41,828 sitios industriales y municipales en los EE. UU. que se sabe o se sospecha usan químicos que permiten acumularse en el medio ambiente y en los cuerpos de los animales y las personas.
Los investigadores estudiaron datos de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), que también protege la salud de los seres humanos, el medio ambiente y los recursos naturales, y previene y controla la contaminación del aire y el agua.
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Los investigadores llegaron a la conclusión de que «el consumo de una sola porción de pescado de agua dulce por año podría ser igual a un mes de agua potable mezclada con el “químico para siempre PFOS».
Estos químicos (PDOS) son artificiales que se utilizan en una gran cantidad de productos industriales y de consumo, que contienen un fuerte enlace carbono-flúor que les permite acumularse con el tiempo en el medio ambiente y en los cuerpos de los animales y las personas, lo que representa un riesgo para la salud.
Scott Faber, de EWG, describió los resultados de la prueba como «impresionantes».
El estudio encontró que los peces de agua dulce parecen estar significativamente más contaminados que los mariscos, y que la concentración media de sustancias químicas era 278 veces mayor que la encontrada en los peces de agua salada, camarones, langostas, almejas y ostras.