La visita de dos días del presidente electo de Haití, Jovenel Moïse, al país, presenta una oportunidad de oro para retomar las indisolubles relaciones comerciales binacionales que deben primar entre los dos países. Nadie duda que la solución, si no la única una muy importante, a los eternos conflictos entre nuestros dos países, es la promoción de los negocios y la creación de empleos en Haití y en los límites fronterizos.
La oportunidad debe ser aprovechada por los dirigentes de la Iniciativa Empresarial Quisqueya, quienes por varios años han venido trabajando en la identificación de proyectos de inversión conjunta para dar impulso a la creación de empleos y el desarrollo de ambos países.
Ya en una ocasión anterior el propio ministro de la Presidencia, Gustavo Montalvo, declaró que el Gobierno apoya todos los esfuerzos de coordinación de los empresarios, en el entendido de que el esfuerzo puede ser beneficioso para la producción nacional y para la creación de empleos.
En procura de alcanzar ese objetivo se deben implementar las facilidades logísticas a nivel portuario y fronterizo, encaminados a fortalecer y mejorar el comercio binacional mediante la inversión en infraestructura, seguridad, sanidad y logística, aprovechando ventajas geográficas con uso efectivo de los recursos naturales. La visita debe ser aprovechada para impulsar la comisión binacional de inversiones público-privada, con participación de ambos gobiernos y del sector privado, que identifique y de seguimiento a los proyectos bilaterales de inversión.
Las amplias e inocultables sonrisas esbozadas en la cena que le dedicó el presidente Medina al presidente Moïse, deben servir de marco a una nueva era de relación bilateral entre nuestros dos países. En fin de cuentas las relaciones bilaterales en materia comercial entre las dos naciones y su balanza comercial sobrepasan los US$1,400 millones de dólares.