Comercio con Haití en manos de los grandes

Comercio con Haití en manos de los grandes

Históricamente el comercio con Haití ha sido informal, ahora las autoridades de ese país quieren implementar el pago de los aranceles de las exportaciones dominicanas, y están en su derecho, pero lo han hecho sin informar al país por las vías correspondientes e imponiendo una veda “medalaganaria” sobre 23 productos dominicanos cuando se transportan por tierra y eso puede afectar los mercados binacionales y colocar en manos de los grandes, de aquí y de allá, el comercio y dejar fuera del negocio a los pequeños comerciantes de República Dominicana y Haití.
Haití representa el segundo socio comercial del país con exportaciones rondando los mil millones de dólares, con una balanza comercial superavitaria en casi 900 millones de dólares, pero importamos de Haití migración ilegal, miseria, depresión del mercado laboral, gasto en salud y educación y una bomba de tiempo social.
Durante siglos el contrabando fue la principal característica del comercio y luego se establecieron los mercados binacionales, que aun manteniendo la informalidad, permiten a los pequeños comerciantes, de ambos lados, hacer negocios y de paso a los pobres haitianos satisfacer a buen precio su canasta básica de consumo.
Desde hace meses las autoridades de Haití, sin informar al país por la vía de la cancillería, han establecido una veda a la entrada de 23 productos dominicanos por la vía fronteriza y lo aplican cualquier día del funcionamiento de los mercados binacionales, creando graves dificultades a los comerciantes dominicanos que compran esos productos para vendérselos a los haitianos, pero con mayor perjuicio a los Haitianos que sufren el decomiso por parte de las autoridades, perdiendo la inversión y el pobre pueblo de esa nación que no puede disponer de esos alimentos básicos a precios asequibles.
La medida es para el transporte fronterizo, pues hemos escuchado de los presidentes de la Asociación de Industrias y de la Asociación de Exportadores que no tienen dificultades en enviar sus productos a Haití por vías diferentes a la terrestre.
Es decir que los industriales y productores agropecuarios no tienen ninguna dificultad en sus exportaciones para Haití, pagando los aranceles correspondientes, y del otro lado comerciantes formales adquieren esos productos. De mantenerse la veda terrestre los perjudicados son los pequeños comerciantes de ambos lados y el ciudadano común de esa pobre nación que cruza la frontera a comprar un pollo o un cartón de huevos.
Las provincias fronterizas dominicanas, por cierto las más pobres del país, especialmente Dajabón, viven de ese comercio con Haití como fuente principal de ingresos, ya que esas localidades carecen de zonas francas, salvo las poquísimas amparadas en una ley, tampoco de turismo o de desarrollo industrial o agropecuario, por eso las autoridades del país deben hacer todo lo posible para negociar con Haití la solución del problema.
Podríamos apoyarlos cobrando los aranceles de este lado o asesorándolos para que lo hagan allá, se podría establecer algún sistema de cuotas para esos productos, pero necesariamente hay que hablar de la situación con las autoridades haitianas y buscar una vía para que el comercio con esa nación no quede en manos de los grandes y quiebren los pequeños, dejando a las provincias fronterizas sin uno de sus principales sustentos.
Sabemos que el ministro de Relaciones Exteriores, Miguel Vargas Maldonado, está haciendo avances con el tema de las relaciones comerciales con Haiti, esperemos en esa agenda estén presentes los mercados binacionales.

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