Comercios alrededores UASD
reducen ventas hasta en 95%

Comercios alrededores UASD<BR>reducen ventas hasta en 95%

POR CARMEN MATOS
Los comerciantes de la avenida Correa y Cidrón entre los tramos de la calle Padre Pina y la avenida Alma Máter reportaron una reducción en sus ventas de un 60, 70 y hasta 95 por ciento debido a las excavaciones por la construcción del Metro de Santo Domingo que se realizan en la zona, por lo cual muchos de ellos aseguraron cerrarán sus puertas.

La merma en las ventas que les obligó a reducir considerablemente su personal, así como los daños causados a sus locales, los constantes de cierres de los tramos, el polvo y las dificultades para el acceso, han hecho que estos negocios que dependen directamente del estudiantado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) «estén por el suelo».

Daniel García, Ana Mercedes Mendoza y Omar Velasco, comerciantes del área, se quejaron de los daños ocasionados a sus comercios por los obreros quienes les prometieron que iban a garantizar las buenas condiciones de sus locales, quedando en «sólo palabras», dijo Daniel García.

De su lado, Ana Mercedes Mendoza quien tiene más de doce años en el lugar comentó que en una ocasión tuvo que cerrar por tres días debido a los desvíos, lo que le ocasionó graves pérdidas.

Asímismo el propietario de la Papelería Velazco, Omar Velasco, quien estimó la merma en sus ventas en un 70 por ciento, señaló que el polvo es causa de los daños sufridos por muchos de sus computadores, los cuales han significado una alta inmersión monetaria.

Recordó que antes de que se iniciaran las excavaciones su negocio de venta de materiales de oficina se mantenía repleto de estudiantes y profesores, mientras que ahora «luce desierto debido a las dificultades para la entrada y salida del tramo en que se encuentra el local».

«No hay esperanza», concluyó cuando como parte del recorrido que hicieron reporteros de HOY, observaban los restos de cemento que como rocío cubren todo el local, como consecuencia del proceso de prevención de derrumbes en que obreros trabajan en la zona.

Velasco lamentó haberse visto obligado a reducir su personal y vaticinó que si las cosas siguen así «atenderá el negocio por sí sólo».

De su lado, el dueño de la Papelería Gaco, Eduardo Santana, se quejó de que debido al polvo las computadoras, impresoras y  máquinas de fotocopias se han dañado en varias ocasiones, por lo que ha tenido que invertir una gran cantidad de dinero que no especificó, en reparaciones.

Santana mostró a periodistas de HOY el sucio en sus dedos luego de arrastrarlos por diversas superficies del local, los cuales estaban negros por la gran presencia de polvo a pesar de que se como narró, éste se higieniza todos los días.

 

Los comedores

El dueño del comedor «A buen tiempo», Fausto Jiménez confió en que el Metro coincida con las expectativas levantadas a la vez que estimó en un 50 por ciento la reducción de sus ventas.

El propietario negocio de comida, uno de los más concurridos por el estudiantado de la UASD aseguró que «cuando los clientes ven el polvazo y cuando llueve el lodazal, los camiones y guaguas, simplemente dejan de venir».

Por su parte, Ramón Acosta, administrador de la Cafetería Comedor Universitario dijo que «no se manejó bien la higiene de la construcción del Metro», agregó que «el polvo ha hecho un desastre total», por lo que el comerciante que ha tenido que contratar a empleados extra para las labores de higiene.

 

Frituras

El sector informal que funciona en la avenida Correa y Cidrón frente a la UASD, también sufre los daños que causan las excavaciones del Metro por la reducción en sus ventas, los charcos y el polvo. José Miguel de Oleo, quien mantiene a su familia con las ganancias de un puesto de frituras que desde hace siete años tiene en la esquina de la avenida correa y Cidrón con Alma Máter, lamentó las condiciones en que se mantienen las vías, las cuales le tienen «en la quiebra».

En iguales condiciones se hayan los otros tantos vendedores ambulantes que se encuentran en el área, los cuales muchas veces se ven obligados a desplazarse constantemente a otros puntos, dejando atrás a sus «clientela fija».

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