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CIUDAD DEL VATICANO, Mar 26 (AFP) – La vigilia pascual, que conmemora la resurrección de Jesucristo, comenzó el sábado a las 20H00 (19H00 GMT) en la Basílica de San Pedro del Vaticano, sin la presencia del papa Juan Pablo II, convaleciente en sus apartamentos.
La vigilia, penúltima celebración de la Semana Santa, era presidida en su nombre por el cardenal alemán Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y Decano del Sagrado Colegio, la asamblea de los cardenales.
Ratzinger leyó, en nombre del Papa, un mensaje de esperanza dirigido a los fieles congregados en la basílica, a los que envió un «saludo fraterno».
En él, Juan Pablo II tuvo «un pensamiento particular para los catecúmenos que, durante esta santa vigilia, se disponen a recibir los sacramentos del bautismo, la confirmación y la eucaristía».
Durante esta vigilia pascual, el momento en el que los adultos que se convierten al catolicismo reciben el bautismo, el cardenal Ratzinger bautizará a cinco personas el sábado por la noche.
El Papa destacó además en su mensaje el carácter «realmente extraordinario de esta noche, en la que la luz fulgurante de Cristo resucitado vence definitivamente a la tenebrosa potencia del mal y de la muerte y enciende en el corazón de los creyentes la esperanza y la alegría».
No está previsto que Juan Pablo II aparezca, ni siquiera a través de una pantalla de vídeo, durante la vigilia, que el pontífice seguirá por televisión como las restantes celebraciones de Semana Santa.
La próxima aparición del Papa, de 84 años y que se repone apenas de una traqueotomía, es esperada para el domingo a mediodía para la tradicional bendición «Urbi et orbi» (a Roma y el mundo). El Vaticano indicó que será Juan Pablo II quien dará la bendición, pero se ignora aún si podrá hablar.
El Papa se prepara para ello haciendo ejercicios vocales. Sus últimas apariciones públicas, entre ellas la del viernes por la noche, fueron silenciosas, sin que se sepa verdaderamente si era para economizar la voz o porque no estaba en condiciones de hablar.
La ausencia física de Juan Pablo II en las celebraciones de Pascua y su debilidad manifiesta siguen alimentando las especulaciones acerca de su capacidad para dirigir la Iglesia y su sucesión.
Como una prueba de que el Vaticano sigue funcionando durante la enfermedad del Papa, el sumo pontífice hizo llegar en la mañana del sábado un mensaje y una bendición al príncipe Rainiero de Mónaco, que lucha contra la muerte.
