Comisión Catalina o el valor de quienes tienen mucho que perder

Comisión Catalina o el valor de quienes tienen  mucho que perder

Teófilo Quico Tabar

No es mi intención tratar el caso Punta Catalina. Tampoco analizar el documento emitido por la Comisión creada para estudiar el Contrato con la empresa Odebrecht. Pienso que casi todo el mundo tiene un juicio formado. Con razones o sin ellas. Con fundamentos o no. De acuerdo o en desacuerdo.
Lo que pretendo destacar es el hecho de que, personas con muchas cosas que perder, hayan asumido un papel tan difícil y delicado como ese, a sabiendas de que algunos sectores de la sociedad han dado muestras de que están en contra de la ejecución de dicho proyecto. O por lo menos poniéndolo en dudas.
Para algunos posiblemente represente un honor ser seleccionados en una Comisión oficial de cualquier tipo, pero en el caso especial de Punta Catalina, en la que tiene las miradas puestas casi toda la población, o por lo menos los sectores políticos y de opinión, la presencia de personas que, repito, tienen mucho que perder, se podría decir, que representó un gran riesgo y hasta cierto punto acto de valor.
Conozco a todos los integrantes de dicha Comisión. A unos los he tratado desde mi posición, siempre del lado del Estado y ellos del sector privado. Otros en diferentes aspectos de la vida, social, religiosa, periodística, sindical, empresarial, etc. Pero me referiré a dos casos particulares.
Monseñor Agripino Núñez Collado, de mi Iglesia católica, de quien podría decir que probablemente no he sido Santo de su devoción, a pesar de tener una gran amistad con familiares suyos; sin embargo, reconozco su gran aporte al fortalecimiento institucional y en cierto modo a la gobernabilidad. Ha sido un puente permanente entre diferentes sectores en la búsqueda de soluciones, lo que nadie puede negar.
Y Pepín Corripio, con quien, a pesar de haber tenido discrepancias, él desde el ángulo del Sector Privado y yo desde el sector oficial en representación del Estado, no puedo esconder que siempre avaló y apoyó las medidas que adoptábamos, sobre todo, cuando establecimos que las reglas se aplicarían a todos por igual. Cuando los importadores e industriales tienen diferencias de enfoque, siempre dice, que como tiene un traje para cada sector, busca fórmulas que puedan servir de puente entre ambos. Y con el sector político por igual. Ha sido un gran conciliador y mucho más.
Pero como empresario de la comunicación, Pepín ha sido demócrata y tolerante a toda prueba. Comenzando conmigo, que siempre he expresado, tal vez de los pocos que se atreven a hacerlo públicamente, que la culpa de nuestros grandes males, no han sido solo responsabilidad de los gobiernos y los políticos, sino incubados y prohijados por el sector privado, del cual él es uno de los principales exponentes. Sin embargo, continúan publicando mis artículos.
Esté uno en desacuerdo o no con el documento de la Comisión de Punta Catalina, hay que reconocer que los integrantes, especialmente los que tienen mucho que perder, corrieron un gran riesgo al asumirlo con responsabilidad. Y eso, hay que destacarlo y valorarlo.

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