ESTRASBURGO
Agencias
La Comisión Europea (CE) ha dado un importante paso adelante en la liberalización del mercado agrícola común con la presentación de sus propuestas para aumentar la producción a través de la reforma de la Política Agraria Común (PAC).

En un contexto en el que los precios de los alimentos se han disparado por la demanda mundial, los países europeos buscan aumentar su competitividad gracias a la limitación de ciertas ayudas al campo y al fin de cuotas como la láctea.

La PAC es la política europea que más dinero absorbe de los fondos comunitarios, casi la mitad de su totalidad, y este año ha contado con un presupuesto de 55.800 millones de euros, siendo España uno de los primeros países receptores (ingresó 6.681 millones en 2006).

El organismo plantea recortar un 13% las ayudas directas en beneficio de otras políticas rurales y un aumento gradual de las cuotas lecheras hasta eliminarlas en 2015.

La propuesta incluye además  algunas medidas para paliar la escasez y los precios de los alimentos, como la supresión definitiva del barbecho obligatorio o la desaparición de las ayudas al cultivo de materia prima para biocarburantes.

Por otra parte, Bruselas ha pedido prorrogar hasta 2013 las ayudas ligadas a la producción del tabaco, cuya supresión estaba prevista para 2010, además de transferir un 6% de sus subvenciones para financiar campañas contra el tabaquismo.

Cambios

Dentro de las ideas  para paliar la escasez de materias primas o de alimentos, la CE propone suprimir definitivamente el régimen de barbecho obligatorio (interrumpido actualmente), y que imponía al agricultor dejar sin sembrar un 10% de su superficie de cultivo.

En cuanto a las cuotas lecheras, Bruselas insiste en que este sistema termine definitivamente en 2015. Hasta entonces, el organismo prevé un incremento de esos cupos a partir de 2009 del 1% anual durante un plazo de cinco años. El documento presentado por la comisaria europea de Agricultura, Mariann Fischer Boel, plantea que la mayor proporción posible de las subvenciones se conviertan en un ‘pago único’ por superficie o explotación a partir de un importe mínimo de 250 euros ó de una hectárea, independiente de la cantidad producida y de la obligación de cosechar. Una idea que ya se aplica parcialmente en sectores como el oliva, los cereales o el algodón. Bruselas pretende la conversión inmediata en el ‘pago único’ de todas las ayudas de la mayoría de las producciones, aunque plantea un período transitorio para el arroz y el lino.

Por otro lado, Bruselas insiste en eliminar la intervención para el trigo duro, arroz y carne de cerdo «dada la situación actual en los mercados» y por el contrario, proyecta mantener un mecanismo de ayuda pública para trigo panificable, proteínas para piensos y maíz.