Comisión para renombrar calles

Comisión para renombrar calles

En varias entregas he auspiciado que la Comisión que sugiere al Congreso los nombres de las calles de las ciudades para honrar ciudadanos ilustres que han aportado al engrandecimiento de la Patria, sea integrada de manera más técnica y con sentido carácter patriótico, para evitar lo que acontece actualmente, en donde calles han sido designadas con nombres de personas, que en lugar de ensalzar sus méritos, avergüenzan y hasta deshonran la vía.
Hemos notado, a través de observaciones casi diarias de las calles de la ciudad de Santo Domingo, que han sido designadas personas sin méritos suficientes para ser exaltados, lo cual ha ocurrido, primero porque no existe una Comisión o Junta idónea para estos fines y porque las calles designadas con nombres de ciudadanos con escasos méritos, son aupados o nominados, por familiares o adláteres que han alcanzado una curul en el Congreso, o simplemente forman parte del grupo de regidores de los diferentes Cabildos, con facultad o iniciativa para presentar ternas. Entonces, funciona el amiguismo, compadreo o compromiso, para designar una calle con el nombre de una persona, sin méritos y que en ocasiones denigra por su actuación mezquina durante su vida pública.
En virtud de lo antes expuesto, nos permitimos sugerir la conformación de una Comisión para la designación de nombres a las calles de las ciudades del país, así como también, renombrar las calles cuyos personajes se han filtrado por diferentes modus operandi. En esa Comisión deben figurar, el presidente de la Sala Capitular del Ayuntamiento; un representante de la Academia Dominicana de la Historia; un representante de Efemérides Patrias; un representante de la Cámara de Diputados, un representante del Senado y el director del Archivo General de la Nación.
Otro factor a tomar en cuenta, es la relación directa de los nombres de los extranjeros designados para honrar una calle o avenida. Como es posible, que nuestras más amplias y principales avenidas y calles, hayan sido designadas con nombres o apellidos de patriotas relevantes de otros países, pero que si se analiza con detenimiento, ese prócer o patriota extranjero, nada tuvo que ver con las intringulis de nuestra historia.
No hay que ser un gran observador para detectar lo insólito que resulta, que nosotros rememoremos al cacique Guacanagarix y designemos y honremos héroes o paladines que tienen grandes méritos para que una calle lleve su nombre, pero no las principales que deben ser para honrar nuestros adalides y nuestras heroínas, muchos de los cuales han sido olvidados y permanecen en el anonimato, como fueron los que se inmolaron en las diferentes expediciones, como las de Luperón, Constanza, Maimón y Estero Hondo. Los dominicanos debemos recordarlos permanentemente, ya que sin su sacrificio, la democracia y libertades públicas no se hubieren materializado.
A lo largo de nuestra historia, existen patriotas, historiadores, literatos, científicos, militares, investigadores, revolucionarios, artistas, músicos tanto populares como clásicos, deportistas y destacados especialistas de la ciencia de la salud, así como personajes destacados en cualquier manifestación de las distintas épocas de la vida nacional que todavía no han recibido el reconocimiento público de todas los ciudadanos que viven en esta media Isla. Entendemos que ha llegado el momento de escudriñar minuciosamente para rescatar aún tardíamente, aquellos que por su sacrificio, dedicación y desprendimiento, han engrandecido este sufrido pueblo, que ha sido el único en obtener su libertad por las armas de otro estado del continente Americano y que hoy, ese pueblo que se autodestruyó, pretende por vía pacífica y con la ayuda extranjera, fusionarse con nosotros, pretensión que sabemos nunca logrará, al menos mientras hayan dominicanos que les duela su país.

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