Sabíamos, antes de que la prensa se hiciera eco, que la demolición y construcción del hospital Luis E. Aybar (Morgan) iba a provocar caos en los hospitales asignados para recibir parte del volumen de pacientes que esa institución manejaba; sabíamos también que muy poco iba a importar que miles de usuarios de sus servicios quedarían atrapados en la posposición de sus necesidades de atención médica, por la falta de recursos para trasladarse a otras zonas y tal vez suspensión de tratamientos y seguimientos, que les ocasionarían complicaciones y sabíamos también que aunque se trataba de un proyecto incompleto en carpeta, se aceleraría “la ejecución” con los contratos y asignaciones de fondos a los ingenieros favorecidos.

Lo que no sabíamos era que el Ministerio de Educación publicaría la impresionante suma de RD$60,848 gastada en el año académico 2014-2015 en cada estudiante preuniversitario de las escuelas públicas del país y que representa un aumento de un 881% del 2004 a la fecha.

Tampoco sabíamos que se mantendría el estilo, poco elegante, de manipular las estadísticas, obviando la información relativa a cuál parte de esos RD$60,848 estaría prorrateada en los presupuestos correspondientes a compra de terrenos y construcción de escuelas, dejando de lado lo que se estaría gastando por ese exclusivo renglón repartido entre los 1,977,218 alumnos registrados.

Estoy convencido de que las inversiones públicas, especialmente en los ministerios de Educación y Salud Pública, se orientan prioritariamente a la reparación, remodelación y construcción de edificaciones y lo invertido en los seres humanos sigue siendo un minúsculo porcentaje en comparación con lo repartido entre algunos afortunados o privilegiados ingenieros.