La historia moderna de los Juegos Olímpicos se remontan al barón Pierre de Coubertin, quien los gestó en la Universidad de La Sorbona en París, en el año 1894, creándose el Comité Olímpico Internacional el 24 de junio de 1894 con la asistencia de 15 países. Se eligió al griego Demetrios Bikelas como presidente y al barón Coubertin como secretario. Influyó mucho en la elección de un griego como presidente por haber sido en el año 776 AC, en Olimpia, Grecia, donde se celebraron los primeros juegos.
Se inició una tradición de celebrar cada cuatro años en ciudades previamente seleccionadas los juegos olímpicos. Sin embargo, los juegos que debían celebrarse en Berlín, pero debido a la Primera Guerra Mundial (1914-19) fueron trasladados a Amberes, Bélgica.
Estos juegos Tokio 2020 se debieron haber realizado en pasado año, pero debido a la Pandemia del covid 19, fueron cambiados para el 2021, para darle tiempo suficiente a los países participantes para que organizaran sus equipos y personal técnico en las diferentes disciplinas deportivas en las cuales se disputaran los premios de, medalla de oro a los ganadores en primer lugar, plata en el segundo y bronce en el tercero.
Después que se inician los juegos, casi siempre se presenta algún acontecimiento que de algún modo sobresaltan la opinión pública. En el año 1936 en Berlín y ante el fuhrer Adolf Hitler, el atleta negro estadounidense Jesse Owens ganó 4 medallas de oro en atletismo, echando por la borda la teoría de Hitler de la superioridad de la raza aria al extremo que, en su victoria final en los 100 metros planos ganada por Owens, abandonó precipitadamente el palco donde estaba sentado, para no estrecharle la mano.
En Tokio se presentó por vez primera una atleta transgénero en los juegos olímpicos. Se trató de la atleta neozelandesa Laurel Hubbard que había nacido varón bajo el nombre de Gavin, hijo del exalcalde de Auckland City Dick Hubbard el cual había competido previamente como barón en el campeonato mundial de Halterofilia en los +90 kg. Y había obtenido la medalla de plata. Este después de haber cumplido 30 años, decidió cambiarse de sexo y adoptó el nombre de Laurel y se inscribió para representar a su país como mujer.
Hubo una tremenda polémica sobre su inscripción como mujer, ya que el director general del Comité Olímpico declaró: “reconocemos que la identidad de género en el deporte es una cuestión muy sensible y compleja que requiere un equilibrio entre los derechos humanos y la equidad en el terreno de juego”.
¿Por qué pudo competir como mujer? El último reglamento del Comité Olímpico Internacional (COI) de 2015, elimina la necesidad de operaciones quirúrgicas y establece que quien quiera participar como mujer, tiene que declararse como mujer y le fija un tope en 10 nanogramos de testosterona por mililitro de sangre. La testosterona es la hormona que aumenta la masa corporal. Las protestas se cifraron en que ella tenía ventaja sobre las mujeres, ya que había cambiado de sexo después de haber competido como varón.
Las protestas no prosperaron y Lauren compitió en los +87 kgs. y fue prontamente eliminada en halterofilia femenina al no poder, en sus tres intentos, levantar los kilos necesarios. Fue superada por la China, Li Wenwen, la británica Emily Campbell y la estadounidense Sarah Robles.
Nuestra opinión es que el COI no debió permitir la participación de esta atleta transgénero, por tener ventajas de una masa muscular superior al 30% de las otras mujeres que compitieron, que no obstante esa desventaja la superaron. Esperemos que en lo sucesivo esa regla sea revisada, ya que los problemas de género podrían dar al traste con deportes clásicos.