Cómo ayudar a los niños  a manejar el eccema

Cómo ayudar a los niños  a manejar el eccema

Cuando un niño sufre de eccemas en la piel le resulta difícil al padre impedir que se rasque. Los eccemas, nombre con que se denominan diversas enfermedades de la piel que provocan inflamación y otras molestias, a las que comúnmente se les llama “dermatitis atópica”, es tan común que 1 de cada 9 niños lo padecen.

Se trata de una enfermedad común y recurrente de la piel que puede prolongarse durante mucho tiempo, en la que se presenta picor, enrojecimiento e inflamación de la piel afectada. En muchos pacientes, hay momentos en que el eccema se agrava aún más, que son los períodos de “exacerbación” o brote agudo. Esta afección suele presentarse en varios miembros de la misma familia, y con frecuencia los pacientes también padecen asma y alergias como la fiebre del heno o rinitis alérgica.

Muchos dejan de padecerlo cuando crecen pero, mientras tanto, el eccema en un niño necesita atención especial, como bien dice la dermatóloga, Sandra Cabrera.

A un niño no se le puede decir que deje de rascarse  si siente comezón, pero hay algunas formas que los expertos recomiendan y que pueden ayudar.

 Humectar dos o tres veces al día.

 Bañe a su niño con agua tibia.

 Utilice jabón suave o limpiadores sin jabón recomendados por su médico.

 Después del baño, seque la piel dando ligeros golpecitos hasta dejarla casi seca. En tres minutos aplique crema humectante.

 Utilice solamente jabones, detergentes para lavanderías y humectantes recomendados por su médico. Evite cualquier artículo con perfume.

 Mantenga cortas las uñas de su niño para evitar que al rascarse se rompa la piel. El eccema hace que la piel sea más vulnerable a los gérmenes, que pueden introducirse  fácilmente a través de heridas o grietas.

 En cuanto a la ropa, el uso de prendas holgadas 100% algodón es lo mejor, ya que reduce la sudoración, que puede ser un irritante.

 Si las prendas son nuevas, lávelas antes que el niño las use para que estén más suaves y remueva las etiquetas para evitar irritación en la piel.

 Evite la lana y otros materiales de textura ordinaria o áspera en la ropa y frazadas; y si es posible, elimine las alfombras de lana. Si usted lleva puesto algo de lana, coloque un pañal de algodón sobre su hombro cuando cargue al niño.

 Asegúrese que la habitación de su niño no sea muy caliente.

 Si su niño es alérgico al polvo o a los ácaros, utilice cubiertas protectoras para las almohadas y colchones, y lave frecuentemente la ropa de cama en agua caliente.

 Mantenga a sus mascotas fuera de las camas y otros muebles, o fuera de la casa.

 Si la comezón durante la noche es un problema, puede calmar al niño con un lienzo frío y húmedo, seguido de un humectante y un antihistamínico sedante si el médico del niño lo recomienda.

Alivie el estrés emocional

De acuerdo a un folleto editado por el laboratorio Novartis, el estrés puede hacer que el eccema empeore. En tal caso.

 Lleve un registro de los brotes. Hable con su niño sobre el eccema, sus consecuencias y cómo evitarlos.

 Asegúrese que niñeras y guarderías sepan sobre las necesidades especiales de baño y humectación del niño.

 Ayude a su niño a manejar los comentarios de otros niños y adultos sobre el eccema.

 Cuéntele a su pequeño que el eccema no es contagioso, y que probablemente disminuirá a medida que crece; probablemente ya no lo padecerá cuando crezca.

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