Como bien podría suceder

Como bien podría suceder

SALVADOR PITTALUGA NIVAR
Parece extraño, pero este artículo lo voy a escribir comentando un acontecimiento que aún no ha ocurrido. Resulta que normalmente, antes de los primeros meses de cada gobierno, aflora el escándalo de algún funcionario que metió la pata, o mejor dicho, las manos.

Así, me parece bien probable, que antes de que termine el año, algún funcionario del actual gobierno habrá comprado a precio sobrevaluado o vendido algo subvaluado, o se habrá apropiado tal vez, de algunos fondos ajenos.

No deseo que esto suceda, ¡ojalá no!, pero si ocurriera, sería un momento interesante para tener una clara idea, de lo que va a pasar en el país.

Si la justicia actuara con seriedad y rectitud, la señal sería muy distinta, a lo que significaría si por el contrario, las cosas se apañaran o se disimulen, o se dejen de sancionar.

Ya en el anterior período de los que ahora gobiernan, causó una pésima impresión, el que un funcionario defensor de los intereses del pueblo, fuera cancelado, por lo menos aparentemente, por haber trancado a un delincuente de cuello blanco. Afortunadamente, en la actualidad, el gobierno no tiene la misma situación de compromiso políticos que tenía entonces.

Volviendo al caso hipotético que comentamos, si a ese funcionario después de preso, se le favorece con un no ha lugar precipitado, como una fianza rápida para que entre por una puerta y salga por la otra, o hay que soltarlo porque tiene la presión alta, la señal sería muy negativa. Los otros funcionarios del gobierno entenderían que hay de nuevo luz verde, para hacer y deshacer. Seguiría la tradicional «Rumba Abierta para Baile».

Eso sería catastrófico, porque en la difícil circunstancia en que se encuentra el país, más que por otra cosa por las corrupciones habidas y no sancionadas, desde hace muchísimos años, no resistiría otro período de manejo irresponsable, ya no hay donde coger más prestado, ni con qué cumplir los compromisos, ni al pueblo se le puede aumentar la cantidad de hambre que ya está pasando, y esto sin contar con que la impunidad del funcionario actual, significaría necesariamente la de los corruptos de antes. Todo el aparataje anticorrupción volvería a caer en lo de siempre, «amagar y no dar».

Si por el contrario, la sanción del hecho es enérgica, clara y transparente, para usar un vocablo de moda, entonces se sentiría reforzada la fe, de que las cosas habrán cambiado, y el país se salvaría de su propia destrucción.

Creo no exagerar cuando analizo, que otra actitud irresponsable de las autoridades frente al peculado, nos llegaría de bruces a la ingobernabilidad, para que los que ya están en Haití por ese motivo, de aquel lado, crucen la frontera para arreglar las cosas en una isla toda ingobernable.

Si ocurre la metedura de extremidades, de algún funcionario del actual gobierno en los días próximos, observando lo que sucedería, tendríamos una orientación, para saber hacia donde vamos.

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