La estrepitosa caída del candidato perredeísta, en el posicionamiento que tenía en las anteriores encuestas  con miras a las elecciones del próximo día 20, genera una seria preocupación en los sectores que creían poder  enfrentar el poder político  y económico de los peledeístas,  que a estas horas parecen que están celebrando su previsible triunfo.

 Al candidato perredeísta le ha pasado como Chacumbele, que el mismito se mató con sus desacertadas, repentinas y continuas metidas de pata, cuando con su irrefrenable verbo arremete en contra de todos, en especial  los que se les ponen por delante, o provocado por los medios informativos, que conocen de su incontinencia y pasiones verbales. 

 Hipólito Mejía, como candidato en diciembre pasado, ocupaba el primer lugar  en todas las encuestas y representaba una esperanza para el país sacudirse de la camada de políticos engreídos y prepotentes, cobijados en el PLD gobernante, con tantos actos cometidos reñidos con el manejo  de los recursos del Estado y su atropello consuetudinario a las gentes. Su derrota se anunciaba en todas las encuestas y se percibía en todos los ambientes sociales.

 Sin embargo, la cadena imparable de metidas de pata del candidato Mejía, con insultos añadidos, fueron mermando las ilusiones de toda  una sociedad, que no soporta ese accionar  de los peledeístas que creen  que pueden hacer y deshacer a su antojo en contra de la sociedad, dándole continuamente galletas sin manos a la población.

 Ya no son los momentos de júbilo de un conglomerado humano, que pese a los lastres humanos tan nefastos que acompañan al candidato perredeísta, obviaban tales personajes gravitando en su entorno,  pero tal cosa no importa ya que la prioridad era desplazar de la Presidencia al PLD, pese que tendrán por cuatro años más el control de los demás poderes del Estado, incluyendo los novedosos organismos de funciones judiciales y electorales.

 Faltando tan pocos días para las elecciones, y viendo las tendencias de las últimas encuestas, se le hace muy cuesta arriba al PRD retornar al poder, para lo cual se habían hecho tantas ilusiones,  ya que eso de estar alejado  del mismo por ocho años se les hace difícil sostener la frágil lealtad de sus seguidores, que identificados como un voto duro, ahora vacilan ante las perspectivas que se vislumbran para el día 20.

 Una vez resultaban simpáticas  las salidas a que nos tenía acostumbrado el presidente Mejía, pero el país del 2000 no es el actual,  ya que ahora, pese a tantos defectos conductuales que han ido surgiendo en la evolución de  la sociedad con respecto a la moralidad  y la ética, hay cuenta que tener en una persona que evade muchas obligaciones  en base a un chiste, una chanza o un insulto bien sazonado, podría ser un peligro muy serio a la hora que nos gobierne.

Hubo casos de insultos a los jueces y de chanzas a las domésticas,  que si bien tienen un trasfondo de realidad, no eran convenientes  airearlas por boca del personaje que tanto se quiere  y se confiaba que podría defender al país de las huestes moradas. No se podía recurrir a tantos estallidos verbales, que ahora se lo están cobrando como se observa en la evolución de las  simpatías, que hasta muchos  de los que se les habían unido, ahora quieren abandonar el barco.