NEMESIO MATEO MARTÍNEZ
Un viejo refrán reza: Obras son amores y no buenas razones. Y lo traigo a colación para referirme a la donación hecha por el primer ministro de Taiwan Yu Shyt-Kun, de una extraordinaria cantidad de arroz, en una prueba evidente de amistad hacia el pueblo dominicano que debemos agradecer en todo lo que vale y significa y aceptarlo sin rubor alguno, como una cooperación de un pueblo amigo, sin que, con vergüenza tengamos que tácitamente admitir que calificamos para ser sujetos de la caridad internacional como consecuencia de que, a pesar de ser un país pobre, hemos querido vivir como ricos, o, dicho en nuestro argot, privando en parejeros y comparones, sumándose a eso el despilfarro, la corrupción y la molicie que parecen ser nuestras divisas.

Desde el momento mismo de tan obsequiosa oferta, mi preocupación y supongo que la de todos las gentes sensatas del país, se ha centrado en la forma que se hará la distribución, ya que esa donación va dirigida a los verdaderos desheredados de la fortuna porque la miseria no tiene banderías políticas ni credos religiosos y pensando en otro refrán, como aquí el que menos corre, vuela, me permito sugerir que se nombre una comisión integrada por las principales instituciones religiosas, tanto católicas como de otras tendencias, cristianas o no, las llamadas O.N.G.S. de reconocida pulcritud y a las demás instituciones caritativas.

Si la presente administración pública no lo hace así aunque la haga con la mayor diafanidad del mundo, tendrá de frente a la oposición que desde ya está organizada para el ataque, con razón o sin ella, y, en consecuencia, corren riesgo de que, como las Erinis de la mitología greco-romana, enfurecidas por no haber sido invitada a las bodas de Tetis y Peleo, le arrojen la manzana de la discordia en medio del festín.