Cómo cuidar el planeta desde la escuela

<STRONG>Cómo cuidar el planeta desde la escuela</STRONG>

Me trasladé con mi cámara de video y libreta de apuntes hacia el Colegio Infantil Católico de Herrera, para conocer las opiniones de los pequeños sobre la pregunta ¿Cómo podemos ayudar a tener un mejor planeta? Y es que la opinión de los niños siempre es interesante.

Además, creo y estoy convencido que tener un mundo saludable no es nada difícil, siempre y cuando se empiece a temprana edad.

Mi tesis personal es que las acciones del ser humano tienen un impacto positivo o negativo sobre el medio que los rodea, entiéndase, es de suma importancia enseñar a la niñez a respetar, cuidar y amar su planeta, para contribuir a tener un lugar más sano.

La primera persona que entrevisté en el centro de estudio fue a la Coordinadora Académica General, Elisa Marmolejos Lama. Confieso que mi visita no estaba avisada, por lo que tuve que esperar que terminara la entrega de notas del plantel educativo.

Bueno por fin, después de casi hora y media pude ver a la maestra y me explicó que el centro tiene la responsabilidad de concienciar a los estudiantes de cuidar el planeta no tirando desperdicios en las calles, ya que contienen materiales tóxicos que emiten partículas que pueden dañar a las personas y a su ambiente.

Jean Piaget. Investigando en los libros de Psicología y a través de Internet sobre cuál es la mejor etapa de inculcarles valores a los pequeños conocí  a Jean Piaget, psicólogo y biólogo suizo, famoso por sus estudios sobre la infancia.

Él estableció que durante el periodo de los dos a los siete años de edad, el niño está en la etapa del pensamiento y del lenguaje que gradúa su capacidad de pensar simbólicamente, imitar objetos de conducta, entre otros. Precisamente por esto, es vital que los programas de enseñanza  infantil incluyan modelos prácticos de conducta enfocados a actuar en favor del medio ambiente.

Los niños opinan. Pero vamos a darles la oportunidad a los protagonistas de esta indagatoria y veamos que piensan los menores sobre cómo cuidar el planeta desde la escuela.

Axel, estudiante de tercero de primaria, con siete años entiende que debemos cuidar el Medio Ambiente ya que considera que es el lugar donde vivimos  y el planeta de los demás.

Respecto al agua, expresó que si está infectada y la gente va a pescar, los peces contaminados pueden enfermar a quien los coma.

El infante Noel le dio un enfoque cargado de mucho valor humano ya que según sus palabras contribuir a optimizar el universo se consigue ayudando y respetando a los mayores, haciendo las tareas, no maltratando a los animales y haciendo lo que los padre le digan.

La nena Dahian, un poco nerviosa por los adultos que estaban a su alrededor,  aconsejó a los humanos que no se deben cortar las plantas porque después los ríos se secan y no hay agua.

Finalmente Andy coincidió con los demás compañeros en que no es bueno tirar basura, contaminar el agua, los ríos, ni el medio ambiente.

Un esfuerzo de todos. Ahora bien, esta tarea educativa no corresponde solamente a los centros de estudio, sino a todos los involucrados en el desarrollo del niño.

La Coordinadora Académica dijo algo de suma importancia que citaré de manera textual “no hacemos nada enseñándoles a los niños que deben respetar al Planeta Tierra, cuando algunos padres les enseñan a contaminarlo”.

Y es que no se necesita de complejas fórmulas o complicados programas de enseñanza, cuando con simples y concretas acciones podemos educar a nuestra población infantil hacia una conciencia más responsable en su trato al Planeta.

Algunas recomendaciones. Acciones como cerrar la llave mientras cepillan sus dientes o se enjabonan, apagar las luces cuando salen de una habitación,  depositar la basura siempre en los zafacones, apagar el televisor, la computadora o cualquier equipo electrónico que no estén usando, plantar un árbol, entre otras; son más que suficientes para crear conciencia.               

Después de todo, los niños de hoy son los adultos del mañana y son los que tendrán que enfrentar las consecuencias positivas o negativas de los hábitos que inspiremos en ellos hoy.