Internet es el gran avance tecnológico de los últimos tiempos pero uno de sus riesgos, en el caso de las redes sociales, es generar una dependencia o adicción en personas más proclives.
Lo positivo es la inmediatez, la variedad de opiniones o las distintas formas de relacionarnos que también conllevan cambios sociales y económicos.
No obstante, su crecimiento ha tenido un impacto en la salud mental de la población, especialmente en los más jóvenes.
Por ello, se debe reflexionar sobre cómo han sido estos cambios y cuáles son sus consecuencias. Una de las más notables es el incremento de adicciones digitales.
¿Qué es la adicción a las redes sociales?
En primer lugar, se debe de hablar de cuando su uso se transforma en adicción, saber cómo detectarlo y ponerle solución.
Los expertos de salud mental de la Clínica López Ibor explican: “Es un problema que está en auge, ya que nuevos desafíos (“challenges”), aplicaciones o juegos novedosos, no paran de surgir”.
De esta manera, se aumenta el consumo digital, y, también, la adicción, sobre todo, en los jóvenes y adolescentes.
Un ejemplo de esto es el “scroll infinito”, una función que permite a los usuarios acceder a distintos contenidos constantemente sin necesidad de hacer clic.
Esta forma de uso en las redes, que se creó para facilitar la experiencia a los internautas, está fomentando aún más la adicción. Por eso, “scroll infinito” también es conocido como la “cocaína conductual”.
Según el informe elaborado por UNICEF “Impacto de la Tecnología en la Adolescencia. Relaciones, Riesgos y Oportunidades”, 1 de cada 3 adolescentes en España hace un uso problemático de Internet y redes sociales.
Los expertos avisan de que este tipo de conductas adictivas, a veces se usan como refugio para eludir el sufrimiento y evadir sentimientos de malestar.
¿A qué se debe el alto consumo de los jóvenes?
Muchos jóvenes buscan un refuerzo social a través de las redes mediante la publicación de contenido personal y fotos. Esto tiene un poder adictivo y lleva a una necesidad constante de refuerzo.
Según los estudios, acumular muchos “likes” equivale en el adolescente a la respuesta cerebral obtenida de comer chocolate o ganar mucho dinero.
Además, las redes sociales también influyen en el estado de ánimo de los jóvenes. La percepción de disponibilidad continua y el tener que estar siempre conectado y al día de las últimas novedades, está relacionado con sintomatología ansiosa, depresiva y alteraciones del sueño.
Por otro lado, cada cierto tiempo aparece un “challenge”, que se viraliza a través de las redes sociales. Esto puede impactar directamente en los jóvenes, que quieren llevarlo a cabo para así recibir el reforzamiento inmediato de los demás.
De esta manera, han surgido retos que sobre todo están dirigidos a los adolescentes, que al poner en peligro su vida lo viven como algo emocionante y atractivo.
Señales de adicción a redes sociales
Desde la Clínica López Ibor avisan de varias señales de alarma como:
- Interfiere en la vida diaria. Cuando su uso es excesivo y sin control puede interferir en la vida satisfactoria de la persona. La adicción puede derivar del uso en redes sociales, de compras compulsivas, de juegos online, o de cualquier otro tipo de navegación a través de Internet.
- Es un regulador del malestar emocional: Cuando la persona depende de las redes para gestionar el malestar emocional es una señal de alarma. Cuando no se puede regular el malestar, se incrementa y fomenta un mayor deseo a realizar la conducta problema.
- Hay malestar. Aunque su consumo no sea diario, si no tener acceso a internet crea un sentimiento de malestar, es síntoma de alarma.
- Hay una pérdida de control. Cuando muchas veces no se es capaz de decidir cómo actuar o cómo no actuar, creando un sentimiento de indefensión hacia uno mismo.
Ocho herramientas de ayuda
Entender que hay un problema es el primer paso para afrontar la adicción. Los expertos de la Clínica López Ibor apuntan ocho 8 aspectos para tratar el problema:
- La adicción cumple una función. Es importante entender que el consumo de la conducta adictiva normalmente está cumpliendo una función y es posible necesitar adquirir otras herramientas que nos ayuden a aprender a vivir sin conducta adictiva.
- Establecer límites y normas de uso del móvil. Ajustar el tiempo de uso y exposición al día de internet.
- Los adultos han de ser el reflejo de los límites de uso. La adicción a las redes sociales y los videojuegos está en pleno auge entre los niños y adolescentes. Por primera vez, la Organización Mundial de la Salud incluyó la adicción a los videojuegos en su clasificación Internacional de enfermedades
- No usar el móvil en la cama, baño, en momentos consensuados de familia o en actividades programadas con familia o amigos.
- Pedir ayuda a profesionales cuando se tengan dudas o se muestren reacciones adversas difíciles de controlar cuando la situación esté suponiendo ya un problema de conducta.
- Las adicciones hay que tratarlas. Aunque haya recaída, la recuperación es posible. Siempre hay oportunidad de aprender de ellas y conseguir dejar de realizarlas.
- No caer en actitud pesimista. Cuando haya recaída o no se vea avance, es importante no caer en una actitud pesimista. Cuando esto ocurra es necesario dejarse guiar por un terapeuta que ayude a ver con claridad las expectativas y posibilidades que la persona tiene.
- Recuperación en fases. Para tratar este tipo de adicciones comportamentales es importante la deshabituación del paciente, que se realiza desde el inicio del tratamiento, con el objetivo de reducir su alto nivel de craving. Una vez logrados estos objetivos se inicia la fase del cambio conductual, donde se favorecen hábitos saludables y de la mejora de las relaciones sociales y familiares.