¿Cómo determinar las crisis bancarias?

¿Cómo determinar las crisis bancarias?

POR ADOLFO MARTÍ GUTIÉRREZ
En las últimas décadas, un gran número de países, desarrollados y en vías de desarrollo, experimentaron severas crisis bancarias. Una revisión de las experiencias entre 1980 y 1996 revela que al menos 70% de los 181 miembros del Fondo Monetario Internacional (FMI) experimentaron problemas significativos en el sector bancario en algún punto de estos quince años. El precio que los diferentes países han tenido que pagar para poder salir a flote luego de una crisis bancaria ha sido muy alto. Se ha estimado que este costo de las reformas necesarias luego de una crisis en el sector financiero se encuentra entre un rango de un 4% y un 55% del PIB de una economía.

Durante el año 2002, 11 entidades financieras quebraron en Estados Unidos, el mayor número desde 1994 cuando fueron 13 las firmas en bancarrota. De allí, prevenir la ocurrencia de una crisis bancaria ha sido una preocupación importante de los hacedores de políticas. Y entender los mecanismos que están detrás del surgimiento de una crisis es un paso necesario en esta dirección. Por ello, para investigar las características de un ambiente económico que tienda a crear problemas en el sector bancario y posibilite la generación de una crisis bancaria sistemática, es oportuno utilizar un enfoque macroeconómico que pueda analizar los indicadores de prevención necesarios que estimen la probabilidad de ocurrencia o no de una crisis bancaria.

Las funciones de los bancos

Existen tres funciones esenciales que realizan los bancos, dentro de un mercado financiero libre. En primer lugar la intermediación financiera entre ahorrantes y prestatarios. En este caso los bancos determinan la cantidad de dinero en función de su abundancia o escasez y asumen los riesgos inherentes al asignar escasos recursos de la sociedad. Una segunda función es la  producción de un conjunto complejo de servicios financieros que incluye todo un abanico de productos que sirven de instrumento de ahorro e inversión pública. Finalmente, a través de los bancos se transmite e implementa la política monetaria diseñada por el sector público.

Un sistema bancario sólido es importante para un país por el papel que juega en la economía: por la intermediación, la transformación de madurez, la facilidad en los flujos de pagos, colocación de créditos, y mantenimiento de disciplina financiera entre los prestatarios. También suministran externalidades positivas importantes como recolectores de ahorros, colocadores de recursos y proveedores de liquidez y servicios de pagos. Según Broker y Martínez (1990) un sistema financiero sólido es aquel que cumple tres funciones básicas: (1) analizar los fondos de unidades con superávit hacia unidades deficitarias; (2) salvaguardar la riqueza financiera del país; y (3) servir de vehículo para la aplicación de políticas monetarias. Un sistema bancario sólido puede ser definido como uno en el cual la mayoría de los bancos son solventes y es probable que sigan siéndolo en el futuro. La solvencia se refleja en el valor neto positivo de un banco, medido como la diferencia entre activos y pasivos en su estado de resultados, excluyendo capital y reservas.

Causas de una crisis bancaria

Las crisis bancarias son ocasionadas por una combinación simultánea de una inmovilización general de los activos bancarios junto con un significativo incremento en la demanda por liquidez por parte de los depositantes. Las crisis bancarias no son consecuencia de un único factor específico, sino que se originan en base a la ocurrencia simultánea de distintos factores. Entre estos factores se destacan los choques macroeconómicos (externos e internos), choques microeconómicos, implementación de programas de estabilización, programas de liberalización financiera y sistemas de supervisión y regulación deficientes. Ante ello, los principales factores que normalmente se consideran como fuente de vulnerabilidad o fragilidad de un sistema financiero son: los auges crediticios; el diseño de la política económica; la diversificación del sector externo; el endeudamiento en moneda extranjera; el peso relativo del Estado en la propiedad de los bancos; la eficiencia de la supervisión; el desempeño financiero de los intermediarios bancarios; y la distorsión de los incentivos y el riesgo moral.

Las definiciones de las crisis bancarias presentes en la literatura económica, varían dependiendo de las especificaciones de las mismas. De manera generalizada, casi todas las definiciones incluyen un grupo común de características: una demanda elevada de reservas de efectivo no satisfechas por los bancos en el corto plazo; una liquidación de créditos acumulados en períodos de  “boom” o auge económico; una situación en que los prestatarios se ven imposibilitados de tomar préstamos bajo ningún término; una contracción del crédito o colapso del mercado crediticio; una venta forzada de los activos, debido a la estructura del pasivo o a que no guardan relación con los valores del mercado; y una reducción marcada en el valor de los activos, resultando en insolvencia real o aparente de muchos bancos y acompañado por un posible pánico bancario.

 Y es que los problemas relacionados con el sector bancario han sido por siempre sujetos a discusión por expertos y especialistas. En esencia, los análisis buscan captar los mecanismos que desarrollan estos problemas bancarios. Se deduce así que al menos cuatro enfoques principales podría arrojar luz sobre este tema: el enfoque del ciclo económico, el enfoque monetarista, el de equilibrio crediticio y, finalmente, el enfoque más reciente, que es el de información asimétrica.

El enfoque del ciclo económico señala que las crisis bancarias se repiten cíclicamente dentro del contexto nacional. Sudajaran y Baliño (1990) sostienen que el sistema financiero responde según el estado del ciclo económico de un país. Así, la fragilidad financiera está determinada por factores como la liquidez, la cantidad de empresas que necesitan tomar préstamos para honrar sus obligaciones de deudas pendientes o para pagos de intereses, el endeudamiento total, entre otros. Además, dicha fragilidad podría aumentar por los altos incrementos de las tasas de interés y por expectativas muy optimistas que prevalezcan durante el crecimiento de la inversión. En particular, las tasas de interés aumentan en parte por el componente inelástico de la demanda de crédito al incremento de la tasa de interés. En este enfoque, aunque la velocidad del crédito aumenta inicialmente, los prestamistas empiezan a restringir los préstamos a medida que se acumulan los problemas de flujo de caja y aumentan los préstamos improductivos.

En el enfoque monetarista, las teorías son trabajadas principalmente por Friedman y Schawz (1963) que enfatizan el rol que desempeña el crecimiento y vulnerabilidad de la cantidad de dinero en las causas de una crisis bancaria. En este sentido, sostienen que la crisis no necesita ocurrir en ninguna etapa particular del ciclo económico, pero podría ocurrir cada vez que una política monetaria restrictiva de un Banco Central resulte excesiva. Esto provocaría una crisis en la medida en que los bancos sean obligados a vender sus activos para obtener reservas necesarias. A su vez, provocaría incrementos en la tasa de interés, amenaza de insolvencia bancaria y reducción de la confianza de los agentes económicos. Ante ello se enfatiza que las crisis bancarias son referidas con hechos internos condicionados por la política económica y la estructura bancaria de un país, y no necesariamente impactada por un choque político o económico exógeno.

En el enfoque de equilibrio crediticio, la oferta, demanda y el mercado de crédito reciben una atención especial. El mayor énfasis está en el comportamiento del mercado financiero a corto plazo y no en los ciclos económicos. Algunas de estas teorías sostienen que la demanda del crédito es inelástica al interés o que la oferta de crédito es elástica en situaciones de fuerte exceso de demanda de crédito, tal como el límite superior del ciclo economizo. Incluso, hay autores que sostienen que el límite del crédito está determinado por la disponibilidad de fondos y por el racionamiento del crédito, ya que la demanda es insaciable a cualquier tipo de interés. En este enfoque, sólo los prestatarios con alto riesgo estarían dispuestos a tomar prestado (selección adversa), debido al empeoramiento de la gran mayoría, a la vez que son inducidos a tomar mayor riesgo (riesgo moral). En este marco, el riesgo de no pago es visto como una función positiva de las tasas de interés, del cociente de la deuda de capital de los prestatarios y del grado de incertidumbre en el sistema. Si la tasa de interés excede un cierto punto habrá racionamiento del crédito, lo cual podría provocar el colapso de algunas empresas no financieras. Así los bancos tendrían que dividir a quien prestar tomando en cuenta la solvencia de las empresas.

En el enfoque de Asimetría de información, economistas como Manskiw (1986) y Miskin (1991) han llevado a cabo el concepto de información asimétrica para explicar la ocurrencia de una crisis financiera. En este punto de vista el riesgo moral y la selección adversa pueden llevar a un colapso de los intermediarios financieros, obstruyendo así la información disponible de los bancos sobre la calidad de sus carteras de crédito. Mediante un análisis de diferentes crisis financieras en Estados Unidos, Miskin resalta cuatro factores que promueven las crisis financieras: aumento de las tasas de interés, aumento de la incertidumbre efectos en el mercado de activos en los balances y pánico bancario. Este último enfoque, más debatido hoy día, fundamenta que el incremento en las tasas de interés provoca que los individuos o firmas con las inversiones más riesgosas estén dispuestos a pagar las más altas tasas de interés dado que ellas serán los principales beneficiarios si el proyecto riesgoso tiene éxito. El incremento de la incertidumbre ocurre debido a los “fallos” de una institución grande del sistema, una recesión, inestabilidad política o una caída en el mercado de capitales. Es por eso que hoy se reconoce que la incertidumbre hace la información en los mercados financieros más asimétrica y empeora el problema de la selección adversa.

El autor es economista y profesor universitario. E-Mail: adolfomarti@verizon.net.do

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