Como el junco

Como el junco

Es la prehistoria. La proterva idea de una aldea contemporánea con preeminencia de mandarines. Convicción de mando sin señorío cierto, con restricción y sanción para los otros, como aquel infierno ajeno. Quizás sin pretensión de anarquía es la negación de la dialéctica y de la existencia del Estado. El acomodo de esa democracia complaciente con vocación de junco y cuando conviene viene, cuando no, la trompeta toca a rebato. Sin la menor consideración ni prevención del peligro, la veteranía difunde un grito de guerra temerario y peligroso. La desmemoria ayuda. Actúan como si nunca hubieran disfrutado del festín. Exhiben un arrojo de suicida, con bríos de senectud que aspira reditar epopeyas preteridas, parapeto idóneo para conseguir nombradía y mantener sinecuras. Porque ahora la patria es la medida de la codicia y una minoría poderosa y estridente, desprecia el disenso, rehúye la crítica. Imposible rebatir sus dictados urgentes. La trinchera es el micrófono, la prosa de la contingencia es adarga para enardecer con esperanza de desbarajuste. La emocionalidad responde y después de la arenga, acuden al refugio de la connivencia. Es la batalla contra los molinos que la medianía aplaude. Turpenes liberales ansiosos, porque la oportunidad se aleja. Como el flautista de Hamelín, tocan y esperan recompensa, sin límites para lograrla. Apuestan satisfechos porque nadie les reclama ni les recuerda su disfrute de la cosa pública ni les imputa falta. Vanguardia en los reclamos, les conviene acusar por doquier. La ética es su blasón con patrimonio encubierto. Detractores con el estilo de Timery Cunha.
Antes de “El Hombre Light” de Enrique Rojas, de “La Civilización del Espectáculo” de Vargas Llosa, antes del mundo virtual, de ese teléfono inteligente en manos ágrafas, Maurice Duverger, refería la “cretinización” del público, presa de los “medios de información” (Introducción a La Política. pág 167 Editorial Ariel, DEMOS) también menciona la facilidad de mentir a través de la radio, tv, periódicos y revistas. En ese mismo tratado el jurista y politólogo describe los grupos que, de manera indirecta y sin querer identificarse con los partidos políticos, luchan para conquistar el poder, o participar en él. Soplan, encienden, y si el incendio ocurre, huyen.
El concepto de Democracia, esa obsecuente, sin leyes, ni resoluciones, sin decretos ni obligaciones, con ruedas de prensa y manifiestos, con procónsules, mitrados, organizaciones pías, evangelistas desquiciados, sin percepción de Leviatán menos de Contrato Social, semeja las fratrías de la ciudad antigua, que tan bien describe Fustel De Coulanges. Son unidades autónomas, con sus jefes, sus asambleas, sus sacrificios y sus mandatos. Las fratrías se unían y formaban una tribu y no reconocían ningún poder social superior.
La planificación de las elecciones del 15 de mayo, comenzó en el año 2014. El 6 de febrero del 2015 Joel Lantigua, Director General de Elecciones, compartió con los delegados de los partidos políticos la ejecución, hasta ese momento, del Plan General Electoral, responsabilidad de la Dirección Nacional de Elecciones de la JCE, instancia encargada del montaje y organización de los comicios. Los encuentros sucesivos y las actividades con los representantes de los partidos suman 261 “para cumplir con lo establecido en el cronograma o ruta crítica hasta el día de las votaciones.” El proceso que decidirá quienes ocuparán 4016 cargos públicos, será el más vigilado de la historia electoral dominicana, con la novedad del conteo electrónico y del voto penitenciario. La organización del mismo ha exigido un trabajo previo de dos años y a la hora cero, la inconformidad aflora con virulencia de espanto. Los detractores del proceso prefieren el caos a la sensatez. Es su democracia. La misma que aplaude la temeridad abstrusa de un general, sin posibilidad de matrimonio con la gloria, que decidió infringir la ley y después de la proeza, acude al ágora buscando comprensión. Tal como ocurre con una condenada por tráfico de heroína que la caridad penal exculpa. Es su democracia, flexible, dispuesta a complacer peticiones, cuando hay disgusto.

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