El investigador Miguel Ángel Martínez-González, uno de los artífices del estudio Predimed sobre los beneficios de la dieta mediterránea en la salud, advierte, sobre todo a personas con sobrepeso, del consumo de azúcares, cerveza y pan blanco, alimentos que están disparando las tasas de obesidad en “una sociedad del capricho” y explotada por una industria que pretende “convertirnos en consumidores sumisos y adictos a sus productos”
El catedrático de Medicina Preventiva de la Universidad de Navarra y profesor asociado en la Universidad de Harvad, en una entrevista con EFEsalud, con motivo del Día Nacional de la Nutrición, el 28 de mayo, considera que detrás de la pandemia de la obesidad hay una crisis antropológica, de pérdida de valores, donde se prima el placer personal inmediato y existe un conflicto de intereses entre los científicos y la industria de la alimentación. Estas son sus opiniones:
Desde luego, la obesidad es la gran pandemia del siglo XXI, está fuera de todo control y representa una profunda frustración y humillación para la salud pública sin que exista el más mínimo síntoma de que retroceda en ninguno de los países de la OCDE.
Sus consecuencias van a ser muy funestas. Pienso que hace falta dirigirse con más claridad a las causas reales del problema. Una pandemia que ocurre en tan poco tiempo y de forma tan generalizada no es un tema de genes ni de metabolitos, porque ni los genes han cambiado, ni hay metabolitos “mágicos” que hayan aparecido de repente.
El problema son los malos hábitos adquiridos desde la infancia. Nos hemos vuelto una sociedad del capricho, que busca las gratificaciones placenteras inmediatas y que se ha acostumbrado a tenerlo todo siempre al alcance de un click.
Falta responsabilidad, autocontrol, sentido de la vida y del equilibrio y visión responsable a largo plazo. No se puede hacer todo lo que apetece. Esto no se enseña con suficiente claridad ni en las familias, ni en las escuelas, ni en los medios. Es más, llega a parecer políticamente incorrecto incluso mencionarlo.
Detrás de la crisis de la obesidad, hay una crisis más profunda que es antropológica, de pérdida del sentido de la vida y de desorientación en las familias, en la pedagogía y en los modelos culturales en boga. Tendríamos que priorizar la plenitud de la persona por encima del placer pasajero e inmediato, el sentido de propósito firme en la vida, la calidad de las relaciones de amistad, el altruismo, la generosidad, la frugalidad y el autodominio, la resiliencia, la aceptación personal de las propias limitaciones y la autonomía e independencia personales frente a las modas gregarias.
Pero nada de esto interesa a industrias que explotan muy lucrativamente a la sociedad del capricho y solo pretenden vendernos raciones cada vez mayores y convertirnos en consumidores sumisos y adictos a sus productos.
¿Qué errores cometemos en la dieta diaria?¿La pirámide nutricional debe incluir alimentos como dulces o bebidas con alcohol?
Todo lo que lleva azúcar o hidratos de carbono de rápida asimilación (pan blanco, bollería industrial, dulces, pasta, arroz) y, muy especialmente las bebidas y refrescos azucarados se consume en grandes cantidades en España y está disparando las tasas de obesidad. También ocurre lo mismo con la cerveza que, en el estudio SUN, y en otros estudios de largo alcance y envergadura, hemos visto que se asocia a mayor riesgo de obesidad.
Lamentablemente existe la creencia de que algunos de estos productos son parte de la dieta mediterránea y, por tanto, serían sanos. Pero no es así. Es especialmente peligroso su consumo cuando ya hay sobrepeso (un índice de masa corporal superior a 25), que corresponden a casi el 70% de los adultos españoles, nada menos.
Hay que tener mucho cuidado con los azúcares, la cerveza y los productos hechos con harinas, especialmente el pan blanco. Pero si alguien está delgado (índice de masa corporal entre 18 y 25), no hay tanto problema en consumirlos, especialmente si se práctica deporte o actividad física.
Deberíamos basarnos más en la buena evidencia epidemiológica y que no nos tiemble el pulso cuando hay que recomendar minimizar o incluso evitar el consumo de alimentos que engordan. También debe tenerse en cuenta que versiones verdaderamente integrales (pan integral, arroz integral, pasta integral) son sanas.
Ante el consumo de productos poco saludables… ¿Qué responsabilidad puede atribuirse a la industria alimentaria?
La industria debería dar más prioridad a hacer más fáciles las opciones más sanas. Hay industrias que han tomado acciones responsables, por ejemplo, reducir la grasa trans, pero en otros aspectos, queda mucho trecho por andar. Las grandes empresas alimentarias también deberían ser absolutamente escrupulosas para evitar incluso la apariencia (la mujer del César no solo debe ser honrada sino parecerlo) de que han inducido a científicos que trabajan en nutrición u obesidad a que tengan conflictos de interés y se conviertan en la “voz de su amo”.
Cuando se escriba la historia de la pandemia de obesidad en el siglo XXI, se concluirá que el peor error fue que diversos científicos fueron de la mano de compañías que vendían productos que fomentaban la obesidad. Hemos demostrado que cuando se da esta alianza es cinco veces más frecuente que esos científicos nieguen los efectos adversos de la compañía que les pagó.
Si hay industrias alimentarias que quieren subvencionar investigación en nutrición (cosa que a todos nos parece muy loable), deberían donar esos fondos a los gobiernos y que fuese un sistema independiente y público quien los asignase a los investigadores con más méritos y mejores proyectos. Así quedarían desde ese momento totalmente desvinculados del control de las compañías alimentarias.
El aceite de palma, perjudicial para la salud cardiovascular, es ingrediente de alimentos procesados. ¿Por qué no se regula su uso ya que en Europa no existe restricción al respecto?
Estoy de acuerdo en que debería limitarse y regularse, pero es muy rentable para industrias muy poderosas. Este es el problema.
Podemos consumir suplementos nutricionales de forma absolutamente arbitraria. Comemos mal, pero luego tomamos vitaminas.
Esto es un grave error. Lo cometieron los americanos. Cuando ellos vuelven, nosotros vamos.
Una dieta mediterránea tradicional (no la que hay ahora en países mediterráneos) es capaz de cubrir de sobra las necesidades de micronutrientes (vitaminas y minerales). Salvo que una persona tenga déficits nutricionales demostrados, no se debería confiar en esos suplementos.
El estudio PREDIMED constata que la dieta mediterránea protege frente a algunas enfermedades. Ahora, en marcha el PREDIMED-Plus.
Tanto para el diseño de PREDIMED como de PREDIMED-Plus, hemos contado con las inestimables aportaciones de numerosos profesores e investigadores de Harvard (como Frank Hu, Frank Sacks, Walter Willett, Meir Stampfer, Alberto Ascherio y otros), que son los que más y mejor han publicado sobre nutrición en el mundo.
Estos profesores miran con admiración y asombro que en España se haya llegado a estos resultados. Están teniendo casi más impacto en Estados Unidos que en España.Los grandes hospitales(Hopkins, Mass General, etc.) están adoptando la dieta mediterránea todos los servicios de catering. Parece un sueño hecho realidad.
Para PREDIMED-Plus el trabajo se inició en Navarra (donde se han reclutado casi mil participantes) en septiembre de 2013. Luego, a partir de 2014, se sumó primero Reus y luego otros 21 centros. Nuestra meta era reclutar a 6000 y hemos superado de sobra la meta al reclutar en total a 6874. Se cerró el reclutamiento en noviembre de 2016.
Todavía es pronto para valorar resultados, pero ya hay seguimiento a más de dos años, especialmente en Navarra, y podemos decir que la dieta mediterránea restringida en calorías y acompañada de ejercicio físico logra buenos resultados, no de gran envergadura, pero que sí se mantienen muy bien a largo plazo.
Por supuesto, no puedo dejar de aclarar que el mérito de estos estudios no es solo de la Universidad de Navarra, que fue en ambos casos el centro de vanguardia, sino del esfuerzo conjunto de toda la inmensa red de investigadores PREDIMED repartida por toda España y que trabajan en muchos hospitales y universidades.
También es un gran mérito del Instituto de Salud Carlos III que siempre ha apostado fuerte por PREDIMED. Es un buen motivo para sentirse orgulloso de la calidad y respeto mundial que está mereciendo la investigación biomédica española.