El que siembra con escasez, con escasez también segará; y el que siembra con abundancia, con abundancia también segará. 2 Corintios 9:6
Las leyes espirituales no pueden ser quebrantadas. Por más que queramos, es imposible cambiarlas, ya que Dios nos las dio para que camináramos en ellas y enseñarnos que hay un orden establecido por Él.
De lo contrario cada uno haría las cosas como le pareciera. Esto sería un caos imposible de controlar. Por eso Dios, desde el inicio de la creación, puso reglas para que nos mantuviéramos bajo estas, y de esta forma garantizar Su respaldo.
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El respaldo de Dios es necesario y obligatorio, ya que sin esto nada podríamos alcanzar, porque nos saldríamos de lo establecido. Nosotros conocemos el mundo espiritual, pero queremos seguir haciendo las cosas a nuestro modo.
Esperamos recibir la misma recompensa como si estuviéramos haciendo lo que Él manda.
Luego, estamos equivocados. Jamás podremos tener los mismos resultados de aquellos que sí obedecen, apegados a Sus principios.
Por eso, no podemos pretender cosechar si no sembramos, o esperar abundancia si lo que sembramos fue escaso. Si queremos amor, sembremos amor; si queremos paz, sembremos paz; pues como es tu semilla así será tu cosecha.