¿Cómo explicar el bréjete perredeísta?

¿Cómo explicar el bréjete perredeísta?

         El desmadre dentro del PRD muchas veces luce carecer de sentido para quienes lo observan desde las gradas del “apartidismo”. Mientras para los perredeístas, con su apasionada lógica interna, puede explicarse institucional o caudillistamente, me late que a la inmensa mayoría nos parece estar presenciando un enfrentamiento entre dos toros, cada uno con mucha testosterona.

         En un artículo que hice para el Listín el 21 de junio del 2002, en medio de otro bréjete perredeísta, comenté que uno de los signos más preocupantes de la afición dominicana por la violencia política sin sentido ni justificación es el culto que se rinde a la testosterona.

         En aquella ocasión me refería a una apología de Desiderio Arias publicada el día antes en ese mismo diario, cuya lectura dejaba a cualquiera duro de pasmo. Resulta que Desiderio, un caudillito del Noroeste, fue de los responsables de que Trujillo subiera, pero se le viró a los pocos meses ante la imposibilidad de ordeñar el erario tanto como aspiraba. Se alzó para caer vencido semanas después. Por esa traición, como otras anteriores, luego a Desiderio le hicieron un merengue exaltándolo como ‘‘hombre de valor’’. Pero la verdad es que fue un bandidito. Cada vez que un gobierno estaba imposibilitado de saciar su inacabable apetito por dineros públicos, Arias recurría a la traición, como pueden atestiguar los descendientes de Mon Cáceres. También traicionó a Monseñor Nouel, cuya casa ocupó con una gavilla, en fallido reclamo de su ‘‘ración del boa’’, precipitando la caída del gobierno provisional, el advenimiento del régimen de los Victoria y la posterior invasión norteamericana, durante la cual su ‘‘valor’’ estuvo bien resguardado, pues no tiró ni con “chuflay”. Puerco no se rasca en jabilla. Detrás de toda la violencia ejercida por Desiderio nunca hubo ninguna idea, buena ni mala, sino simplemente voracidad y timbales.

         Lejos de sugerir que don Hipólito Mejía o el ingeniero Vargas Maldonado se parezcan a Desiderio, lo cual para mí sería insultarles sin necesidad, sí hay un asunto preocupante de los últimos “rounds” de su pleito por el PRD, y es la cuestión de ¿para qué y por qué están luchando uno contra otro? ¿Qué relación hay entre su conflicto y el interés del pueblo? ¿Cómo tener “secuestrado” un partido por una candidatura? Ambos harían bien en explicar eso a todos los votantes, sean o no del PRD.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas