Se debe fortalecer la institucionalidad, mejorar la preparación de los pronósticos presupuestarios para evitar sesgos de optimismo y asumir un compromiso político
Las reglas fiscales se han convertido en una herramienta de política para promover la sostenibilidad de las finanzas públicas de uso tan frecuente que ya más de cien países en el mundo están aplicándolas, y en nuestro país ha tocado al primer mandato del presidente Luis Abinader someter al Congreso el proyecto de Ley de Responsabilidad Fiscal e impulsar su aprobación, y tocará a su segundo mandato comenzar a implementarla, independientemente de la diferencia de criterios que haya sobre el nivel de rigurosidad de su contenido.
Pero como se trata de una herramienta tan importante para la sostenibilidad fiscal, es de esperarse que los gobiernos por venir la fortalezcan con su cumplimiento.
Pero resulta que la adopción de las reglas fiscales por sí solas no garantiza una mejora en el desempeño fiscal. Para lograrlo es clave asegurar su cumplimiento, y esto no siempre se consigue.
Una investigación hecha en catorce países de América Latina y el Caribe por los economistas del BID Martín Ardanaz, Oscar Valencia y Carolina Ulloa Suárez determinó que las tasas de cumplimiento de las reglas fiscales habían oscilado entre períodos, superando en unos el 80% y cayendo en otros por debajo del 20% en promedio.
¿Cuáles son los principales factores que influyen sobre el cumplimiento?
En primer lugar, está el cambio en las condiciones macroeconómicas. Los investigadores encontraron una respuesta asimétrica del cumplimiento al estado de la economía. Si bien el cumplimiento disminuye en tiempos difíciles, no mejora lo suficiente en los tiempos buenos.
Cuando los países experimentan reducciones modestas del PIB, generalmente alrededor del 1% o menos, las autoridades tienden a adherirse a las reglas fiscales con una probabilidad que varía entre el 69% y el 72% en términos de su cumplimiento.
En cambio, cuando los choques del PIB se vuelven más severos, con tasas de crecimiento negativas que superan el 10%, la probabilidad de cumplimiento disminuye significativamente, cayendo a menudo al 30% o incluso más.
En segundo lugar, están los pronósticos de los formuladores de políticas: Si éstos son muy optimistas socavan el cumplimiento durante el ciclo presupuestario: “La probabilidad de cumplir ex post con la regla fiscal es menor cuando los formuladores de políticas sobreestiman el crecimiento del PIB ex ante. En cambio, el cumplimiento con las reglas fiscales tiende a estar en su punto máximo cuando las autoridades fiscales subestiman el crecimiento económico”.
En tercer lugar, está la calidad institucional: instituciones sólidas apoyan el cumplimiento y lo contrario ocurre con instituciones débiles. Los resultados de los investigadores resaltan una notable disparidad entre países con débil institucionalidad y países con instituciones sólidas que muestran una probabilidad de cumplimiento que es el doble que en países con instituciones débiles.
Por último, está el diseño de las políticas fiscales. Los investigadores concluyeron en que la introducción de procedimientos formales de sanción no juega un papel significativo en el cumplimiento de las reglas fiscales y que la presencia de un consejo fiscal encargado de supervisar las reglas fiscales y/o las metas tampoco parece aumentar significativamente la probabilidad de cumplimiento, resultado que contrasta con hallazgos en otras regiones, especialmente en países de la OCDE.
Las recomendaciones caen de la mata: tomar medidas para fortalecer la institucionalidad y así aumentar el compromiso con las reglas fiscales, mejorar la preparación de los pronósticos presupuestarios para evitar sesgos de optimismo y asumir un compromiso político sólido con las reglas fiscales, pues sin este tipo de apoyo los esfuerzos para aumentar la supervisión y aplicar sanciones pueden resultar insuficientes para garantizar un cumplimiento efectivo con las reglas fiscales.