Cómo hacer un diagnóstico

Cómo hacer un diagnóstico

El uroanálisis puede estimar cuánto daño o actividad existe en los riñones, indicando niveles de proteínas y eritrocitos. Una prueba más certera de pérdida de proteínas y función renal es la colección de orina en 24 horas. Como su nombre lo indica, el paciente recoge toda la orina producida en un periodo de 24 horas en un recipiente especial. La orina es analizada para determinar si los riñones están filtrando de manera adecuada y qué cantidad de proteína se escapa durante un día.
Los análisis de sangre, determinan si los riñones están eliminando adecuadamente los productos de desecho. La creatinina, un producto del metabolismo de las proteínas musculares que solo se elimina por el riñón, es un adecuado indicador de función renal.
Existen otras pruebas sanguíneas que pueden ayudar a su médico a hacer el diagnóstico, dos que se usan de manera común son el complemento sérico, que mide los niveles de proteínas del sistema de defensa que están típicamente bajas en ciertas formas de lupus activos, y el anti-DNA, que mide la tasa de anticuerpos que se producen de manera característica en la enfermedad.
Si su médico sospecha que existe algún tipo de afección renal, este podría indicar una biopsia de riñón para investigar la extensión del daño.
La biopsia es la forma más precisa de diagnóstico de enfermedad renal por lupus. Es mínimamente invasiva y se realiza con anestesia local. El procedimiento consiste en insertar una aguja larga a través de la espalda hasta los riñones guiada por sonografía, y tomar una muestra del tejido renal (dos cilindros de aproximadamente 1 centímetro) para ser analizados microscópicamente y descubrir el tipo de lesión.

Para facilitar el entendimiento del daño renal a través de la biopsia de riñón, la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha clasificado estas lesiones histopatológicas en seis tipos con distintos grados de afectación y pronóstico, tomando en cuenta, además, el grado de cronicidad y actividad (daño reversible o permanente) presente en los glomérulos. La tipo IV (proliferativa difusa) es la de peor pronóstico y más rápida evolución hacia insuficiencia renal terminal.

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