¡Cómo han cambiado los tiempos!

¡Cómo han cambiado los tiempos!

Es inevitable recordar  épocas pasadas, donde los fuegos artificiales, las familias que llegaban del interior, la alegría de ver finalizar un año y recibir el próximo, llenos de esperanzas, eran las características distintivas.

Todo  ha cambiado. El mal se ha incrementado. El temor por el constante y cruel irrespeto a la vida gobierna el final del 2012 y el inicio del 2013.

Son días peligrosos. El egoísmo, la avaricia, la soberbia, la ingratitud, el ser implacable, el aborrecer lo bueno, los distinguen.

Solo nos queda una esperanza: volver al principio.

Demos la vuelta y retornemos al tiempo del amor, de la transparencia, del cuidado amigable, de los corazones agradecidos, que amaban lo bueno y desechaban lo malo. Olvidémonos de nosotros mismos y pensemos en los demás.

Volvámonos a Dios y a Su Palabra.  Enseñémosla en las escuelas, en los centros de mujeres, en los reformatorios, en las cárceles y en todo lugar de impacto educacional.

Únicamente así los corazones serán transformados y la sociedad será salvada.

 

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