¿Cómo hemos llegado tan lejos?

¿Cómo hemos llegado tan lejos?

El dilema de este país parece ser la incapacidad de reconocer que realmente no tenemos problemas insalvables, sino debilidades terribles que nos impiden resolverlos. Tomando de aquí y de allá en el diario vivir, puede uno darse cuenta de que una buena parte de nuestros problemas nacen pequeños, pero los dejamos crecer y agravar y, cuando no, los alimentamos. Por ejemplo, la DNCD se queja de que ha sometido varias veces a una haitiana y parientes de ésta por venta de drogas, pero anda suelta y “ejerciendo”. Un buen día se practica una requisa sorpresa en alguna cárcel y se detectan drogas, celulares, armas blancas y cosas por el estilo. O se hace caso omiso a las amenazas denunciadas por una mujer que luego es muerta por su ex marido.

El mercado que ocupa varias cuadras de la calle París, comenzó con dos o tres vendedores en la acera y ahora hay decenas que se sienten con derecho adquirido. El microtráfico  de  drogas tuvo una “infancia” y creció a fuerza de complicidades y hacerse de la vista gorda. Es casi seguro que cada ciudadano, cada familia, tiene conocimiento de algún gran problema de su entorno que haya comenzado como una simpleza a la que nadie le puso caso. En fin, muchas de nuestras grandes dificultades de hoy son aquellas pequeñeces que preferimos ignorar sin hacer siquiera una proyección de lo que llegarían a ser en el porvenir.

Como ha debido ser siempre

Proclamar que será clausurado el establecimiento de venta de bebidas que permita la presencia de menores de edad, equivale a confesar que no se ha estado dando seguimiento a lo que manda la ley. Y aunque más vale tarde que nunca, la verdad es que si se hubiese hecho como ha debido ser siempre, es muy probable que hubiésemos evitado que muchos de nuestros menores de edad se iniciaran en el alcohol, las drogas y el sexo irresponsable .

Hay estudios que demuestran que es alto el consumo de bebidas alcohólicas y drogas entre menores de edad. A esto de seguro ha contribuido el hecho de que no se aplica  la prohibición de su presencia en lugares propios de adultos. Aspiramos a  que el anuncio que se ha hecho sea más que un discurso y que se cumpla permanentemente el mandato de la ley. Si a las debilidades del  Código del Menor le agregamos esta permisividad, estaríamos ayudando a que nuestros jóvenes caigan en  vicios.

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