Últimamente ha surgido una ola de guías que se muestran interesados en los problemas de los demás, y ofrecen charlas y talleres con el objetivo de ayudarlos a resolverlos.
Observándolo así, es necesario hacerse las siguientes preguntas: ¿Están verdaderamente interesados en ayudar? ¿Estos que dicen llamarse coach, en realidad lo son? ¿Cómo reconocer cuando se está frente a un coach?
Es precisamente ante estas inquietudes que la coach dominicana Jissell Espinal explica cómo diferenciar el coaching, de cualquier otra cosa.
El coaching es una disciplina que nace a partir de la mayéutica socrática. Y sus bases están centradas en las preguntas. A los coach se les enseña a hacer preguntas y a manejar hasta los silencios y el lenguaje no verbal, señala.
La gente está confundida porque ve a muchas personas dando consejos y se autodenominan coach.
El coach no aconseja y mucho menos motiva. Un motivador es un motivador. Ahora, un coach utiliza las herramientas de la motivación, aclara.
En adición a esto, la profesional indica que un psicólogo terapeuta tampoco es un coach, porque el coach no trata el pasado, ni trata heridas, sino que trabaja con gente sana emocionalmente.
Espinal explica que el coaching se basa en el aquí y ahora. En el aquí y adelante qué.
Cómo saber si en verdad lo es. Recomienda pedir el número de coach (que es como el exequatur de los médicos) y buscarlo en la página oficial de la International Coach Federation (ICF), coachferedation.org, que es el ente regulador.
Dijo además que, para denominarse coach, una persona debe haberse preparado en un curso acreditado por la propia ICF.
Obtener una certificación de la ICF garantiza una ventaja competitiva en el mercado nacional e internacional, ya que brinda la opción de hacer proyectos con organismos internacionales y desarrollar todas tus habilidades para el coaching.
Para ser coach una persona necesita, mínimo, haber pasado por una universidad, estudiando cualquier profesión; tener la capacidad de transformarse y tener el deseo de ayudar a otros, resalta, al tiempo que señala que el coach no puede ser egocéntrico.
La práctica del coaching se basa en que el coachee (cliente), es el centro.
Explica que este no lleva al cliente donde quiere, sino que le acompaña a donde él quiera.
Yo siempre digo que el coach es como un coche (vehículo). Quien lo conduce es quien lo guía. Porque el coach es un acompañante, no es un consejero. Lo que hay que hacer es preguntar, preguntar mucho. Hacer preguntas poderosas. Y tener las once competencias que especifica la ICF.
Dice incluso que un coach que incurra en una mala práctica dentro de la profesión puede ser expulsado de la ICF.
Cuándo se necesita la ayuda de un coach. Jissell Espinal indica que lo primero es que las personas no deben ser forzadas a verse con un coach, sino que deben querer.
Explica que trabaja con personas que no saben lo que quieren, que quieren alcanzar sus metas y no saben cómo, con quienes desean ser más disciplinados para lograr sus objetivos y con quienes no cuentan con los recursos para lograrlos.
También ayuda a personas que saben lo que quieren, pero no saben cómo lograrlo, y con las que saben lo que quieren, saben cómo lograrlo y a lo mejor han perdido la motivación a causa de muchas caídas.
Primera acreditación internacional. La profesional del coaching cuenta que en el país no existía, hasta ahora, una certificación internacional en competencias de coaching avalada por la Internacional Coach Federation (ICF), es por eso que, luego de mucho trabajo y esfuerzo, el país se prepara para la primera, que comenzará impartirse en este mes, incluirá unos cinco módulos y culminará en enero próximo.