Cuando uno lee que la República Dominicana es el país con más muertes por accidentes de tránsito en el mundo tiene que preocuparse, sobre todo si reparamos en que los accidentes son la tercera causa de muerte en el país, después de las enfermedades coronarias y de los ACV.
Nuestras carreteras son, desde hace tiempo, cementerios para dominicanos y extranjeros. La última tragedia, ocurrida hace una semana en Bávaro, se ha saldado con la muerte de cuatro personas: dos en el lugar del hecho y dos después.
El caso de este autobús accidentado no es fortuito; con frecuencia hay accidentes en esa vía, al igual que en todas las demás del país. Las autoridades, sin embargo, solo le prestan atención al asunto cuando hay turistas involucrados, como si la muerte de los locales doliera mucho menos.
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La imprudencia en calles y carreteras es algo de todos los días. Manejar en este país es como andar en la selva. El tránsito es caótico y desesperante pero a nadie (en las esferas) parece importarle.
Tal vez cuando nos pongan en las mil esquinas por nuestra imprudencia y desidia le hagamos caso a un tema que en algún momento podría pasarnos factura y acabar con todos los esfuerzos para la tan sonada #recuperaciondelturismo. ¿Cómo ir donde puedes morir?