¿Cómo la economía coreana decidió priorizar su
avance tecnológico?

¿Cómo la economía coreana decidió priorizar su <BR>avance tecnológico?

POR ADOLFO MARTÍ GUTIÉRREZ
Un proceso exitoso de transferencia y avance tecnológico nacional requiere selección, transmisión, adaptación, modificación y difusión de conocimientos experimentados con éxito en otro lugar. Fue esa extraordinaria capacidad de recepción y absorción de tecnología el factor que determinó el sorprendente crecimiento económico coreano. Siguiendo el ejemplo japonés, el gobierno creó una infraestructura que luego el sector industrial asumió casi totalmente, dando lugar a un desarrollo tecnológico y científico sin precedentes. El éxito económico de Corea ha generado un intenso debate acerca de las razones que lo sustentan, el que a veces se centra en las bondades de la intervención estatal en los procesos de desarrollo. Pero, lo que si es un elemento común de consenso, ha sido la fuerte convicción acerca de la necesidad de mantener la estabilidad macroeconómica, fomentar el ahorro y la inversión, y orientarse hacia el mercado externo.

Según Villamizar y Mondragón (1995) en su éxito literario sobre «Zenshin: Lecciones de los países del Asia – Pacifico», la historia nos enseña que los ingredientes básicos y el resultado esencial de la experiencia económica de los países asiáticos se fundamenta sobre la base de tres palabras: tecnología, productividad y competitividad. Estas palabras constituyen la fuente y el fruto principal de lo que este modelo económico es capaz de combinar y producir. El éxito de este modelo en los llamados «tigres asiáticos» no significa que no haya otros países más productivos (como Suiza) y con mayores niveles de desarrollo tecnológico (como los EE.UU.), o con mayores niveles de competitividad (Alemania). Pero, lo que sí es un hecho es que ninguna región ha hecho de este proceso algo tan propio, cotidiano y habitual, incorporando en forma equilibrada estos tres elementos a su propio desarrollo y a su propia cultura.

 

La incorporación de tecnología

Ya sabemos que el principal objetivo económico de una nación es generar y mantener altos niveles de vida para sus ciudadanos. De ello depende, exclusivamente, la capacidad que tengan las unidades económicas de cada nación para alcanzar y mantener niveles altos de productividad. Y los aumentos de productividad se consiguen, fundamentalmente, por medio de la incorporación de tecnología a los procesos productivos. Con ello se influye positivamente en la mano de obra (por mayor capacitación y entrenamiento) y se mejora el factor de capital (comprando maquinaria o equipos más modernos y eficaces). Dado que la tecnología puede influir en los insumos o materias primas (afectando el rendimiento), la productividad y su efecto sobre los costos se convierten en condición necesaria para incrementar las exportaciones, generando así ciclos favorables de competitividad. Esto ha sido especialmente claro desde que el desarrollo económico de los países empezó a depender más de la capacidad industrial y menos de la dotación de recursos naturales. Así, el primer país que puso como prioridad económica su desarrollo tecnológico fue el Japón, quizá por las mismas condiciones objetivas de falta absoluta de recursos y gran abundancia de mano de obra. Posteriormente, por haber sido influido ampliamente por el modelo japonés, Corea del Sur ha priorizado el uso eficiente de tecnología en sus sistemas de producción.

 

Estrategias de los 50’s y 60’s

En el vertiginoso desarrollo económico de los países asiáticos quizá la experiencia más sorprendente es la de Corea del Sur. Como señala Pablo Bustelo (1994) en «Los Cuatro Dragones Asiáticos», la península de Corea (también llamada el «Reino Ermitaño», por su larga historia de sufrimiento y austeridad) carece de recursos naturales y ha sufrido en su historia más de setecientas invasiones. Al finalizar la guerra de Corea en 1953, el país quedó materialmente devastado, sin base industrial y con más de cinco millones de refugiados sin vivienda. Diez años después, el ingreso anual per cápita era de sólo 100 dólares. Hoy, con un ingreso per cápita de alrededor de 14,700 dólares, Corea cuenta con algunos de los grupos industriales más grandes del mundo y con un nivel tecnológico comparable al de muchos países desarrollados.

Desde el punto de vista de los objetivos de política económica, la historia económica reciente de Corea (desde 1950) puede dividirse en cuatro períodos: 1) el período de reconstrucción económica después de la guerra; 2) el período de desarrollo económico orientado hacia afuera; 3) la campaña de industrialización durante los años 70; y 4) el período de liberalización durante los años 80. De allí, lo logrado por esta nación en los últimos 60 años es más que sorprendente.

Después de la guerra, Corea enfrentó un período de inestabilidad económica caracterizado por la alta inflación y la escasez de productos básicos. Los encargados de la política económica, que no contaban ni con la experiencia ni con la estructura administrativa apropiada, decidieron aplicar medidas de alivio económico de corto plazo. La política industrial se basó en la sustitución de importaciones de productos primados e intermedios, con grandes limitantes debido al tamaño del mercado interno y a los altos requerimientos de capital. Debido a que el país sólo contaba con un nivel de ahorro del 3%, la ayuda extranjera norteamericana fue su fuente suplementaria de financiamiento. Durante este período el PIB creció a un promedio del 3.7% anual, mientras el ingreso per cápita creció únicamente 0.7%. No obstante, la distribución del ingreso fue mejorando, gracias a una estricta y exitosa reforma agraria. Aunque se reconoce que en la década de los 50’s el progreso económico del país fue lento, fue allí donde se sentaron las bases para el futuro crecimiento de Corea del Sur. El aumento de planteles educativos de todos los niveles y la creación de la base industrial fueron factores definitivos para el posterior desarrollo económico del país.

Durante los 60’s el gobierno cambió la estrategia y las metas de desarrollo de la economía coreana. A partir de ese momento se concentró en la promoción de exportaciones en lugar de la sustitución de importaciones. Se miró hacia afuera. La razón fundamental para este cambio fue la determinación del gobierno de explotar la producción de manufacturas intensivas en mano de obra, como primer paso hacia la creación de una base económica para la industrialización y el crecimiento sostenido de la economía. Para hacer que los productos coreanos fueran más competitivos en los mercados internacionales, el won (moneda coreana) fue devaluado en cerca del 100% y se adoptó en 1965 un tipo de cambio flotante pero controlado. Así, con los dos primeros planes quinquenales de desarrollo económico (en 1962 y en 1967), el gobierno concentró sus acciones en promover un desarrollo industrial selectivo y en crear una infraestructura para la industrialización. Las industrias seleccionadas por el gobierno fueron las de generación eléctrica, carbón, cemento y fertilizantes. Al mismo tiempo, el sector privado promovió la expansión de industrias intensivas en mano de obra, orientadas a la exportación. La economía alcanzó en ese período una tasa de crecimiento promedio de 8.7% y un crecimiento anual del ingreso per cápita de 6.9%.

 

Estrategias de los 70’s y 80’s

Durante los años 70, Corea enfrentó cambios políticos y económicos significativos. A raíz de la primera crisis petrolera, a la reducción de la ayuda militar norteamericana, y al hecho de que otros países con más bajos costos laborales empezaran a competir en el mercado internacional, el gobierno coreano decidió reorientar su estrategia. Hasta ese entonces la estrategia del gobierno había estado centrada en la expansión de la capacidad total de la producción, principalmente a través de la importación de bienes de capital.

El tercero y el cuarto planes quinquenales de desarrollo económico pusieron el énfasis en la promoción de la industria pesada y la industria química, a fin de fortalecer la infraestructura del sector exportador. Debido a que el país no contaba con capital y tecnología, el gobierno creó un clima favorable a la importación y financiación de tecnología para estas industrias. El volumen de importación de bienes de capital fue tan grande, que llegó a representar más del 20% de la inversión total durante los años 70. El éxito de la transferencia de tecnología durante este período se debió en gran parte a que se consideró de vital importancia el suministro de conocimientos en los contratos de compras en el exterior.

En los años 80 el gobierno reorientó la política económica nuevamente con el fin de reducir la inflación, promover sectores nuevos para la industrialización y reducir la intervención del gobierno en la economía. Con este fin se congeló todo nuevo proyecto en el sector de maquinaria pesada, lo que permitió la adjudicación de créditos a industrias livianas y pequeñas de alta tecnología. Después de dos decenios de restricciones se dio comienzo a una liberación selectiva de importaciones, con el fin de abrir la economía a la competencia internacional. Durante esa década el gobierno tomó medidas especiales para reducir las prácticas monopolísticas y liberalizar aún más las importaciones y el sector financiero. Debido al creciente superávit en la balanza comercial, el gobierno de los Estados Unidos (principal socio comercial de Corea) hizo fuertes presiones para acelerar esas reformas. Como resultado de ello, se abrieron varios mercados, las importaciones se liberaron desde un 68% en 1979 hasta un 92% en 1986, los aranceles fueron reducidos en promedio a un 20% y se hicieron menos rígidas las restricciones a la inversión extranjera. Con estas reformas, la economía creció a un promedio del 8.4% anual. A fines de los años 80 y principios de los 90 la adopción de nuevas tecnologías se aceleró aún más a través de nuevas medidas del gobierno coreano. Esta vez las leyes y regulaciones que controlaban la importación de tecnología fueron liberadas, y el sector privado tomó la iniciativa de acelerar la compra de tecnología. Paralelamente, un gran avance en la estrategia tecnológica de Corea fue la creación de numerosos laboratorios y centros de investigación y el desarrollo de industrias estratégicas.

A través de sus estrategias y dinámicas de crecimiento, Corea ha sido capaz de desarrollar su industria en un período sorprendentemente corto. Al igual que el Japón, creó ventajas competitivas en sus industrias mediante el empleo eficiente de tecnología aplicada a la producción y gracias a una fuerza laboral educada y entrenada de acuerdo con las necesidades de la industria nacional y capaz de responder a las cambiantes demandas del mercado mundial. Por ello, acertadamente, la conducción de la economía coreana ha cumplido las directrices de los planes quinquenales de desarrollo económico. Cada período ha estado acompañado de una estrategia de desarrollo tecnológico cuya concepción fundamental ha buscado introducir tecnología avanzada apropiada (proveniente de los países desarrollados), para luego asimilarla, adaptarla, mejorarla y difundirla, promoviendo al mismo tiempo la capacidad nacional para el desarrollo de tecnologías básicas e industriales.

 

El autor es economista y profesor universitario. E-Mail: adolfomarti@verizon.net.do

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