Cómo manejar las emociones en el trabajo

Cómo manejar las emociones en el trabajo

Las emociones son fenómenos psicofisiológicos que representan los modos de adaptación a algunos  estímulos.

En el ambiente laboral, específicamente en las oficinas, consumimos la mayor parte de nuestro tiempo útil, de ahí, que se establecen relaciones de todo tipo: afectivas, amorosas, económicas, amistades nuevas  y en fin un conjunto de interacciones que pueden afectar positiva o negativamente nuestros estados emocionales.

Pero,  ¿por qué hay personas  que reflejan sus emociones más que otras en el trabajo?

El doctor  César Mella, reconocido psiquiátra dominicano explica que esta acción se debe a las  pasiones humanas y las características de personalidad de cada individuo. El especialista cita varios ejemplos: “el o la chismosa que crea intrigas y desavenencias entre sus compañeros; el o la seductora, que entra en relaciones íntimas dentro y fuera de la empresa; el o la indiscreta que “cuenta toda su vida y la de los otros” sin el menor reparo; el o la protagonista, que aunque no sea jefe (a) o gerente se atribuye un rol de principalía. Ante  todos los problemas que surgen en el trabajo tratan de “destacarse”  y “estar bien con los jefes” a como de lugar… ”. En fin toda la gama del comportamiento humano “se expresan en la dinámica de grupo afectando la misión, la visión y los objetivos esenciales de un colectivo que tiene metas de producción y eficiencias definidas”, señala el experto en la conducta.

Causas.  Mella identifica algunos factores que pueden influir en la falta de control de las emociones. Señala que con frecuencia la gente llega a su trabajo lleno de problemas:  el tránsito, las limitaciones económicas, problemas con su pareja e hijos (familiares), asuntos de su salud, sentimientos de inferioridad, personalidad de por sí impulsivas y agresivas…. entonces…. “por cualquier tontería” escenifican conflictos en el ambiento laboral que no son más que una válvula de escape al drama humano por el que atraviesan.

En ese sentido, identificó también “la falta de una política de recursos humanos con una adecuada supervisión y evaluación continua de comportamientos, y la existencia de muchos seres humanos que carecen de inteligencia emocional, incapaces de reconocer que son perturbadores con su conductas,  pero lo peor, resistentes a buscar ayuda profesional especializada”.

Además,  adjudicó ese comportamiento a  las bajas pasiones humanas, como la envidia, el arribismo, la prepotencia, el descalificar al otro y la falta de solidaridad con los compañeros de trabajo. Lo que  a veces traduce una “falta severa de educación formal” heredada de sus raíces familiares y de la crianza recibida.

¿Qué hacer?  El doctor Mella aconseja tener en cada empresa u oficina  un orientador, o personal de psicología que monitorice permanentemente las dinámicas de grupos.

Detectar con auditorías externas la o las personas que llevan emociones negativas y conflictos desarmonizantes al entorno laboral.

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