Cómo marcharle al narcotráfico y al lavado

Cómo marcharle al narcotráfico y al lavado

Lo primero que hay que hacer, es tratar de entenderlo. Para ello, pueden hacerse varios tipos de análisis o estudios:

Desde el punto de vista histórico, ver cómo empezó el asunto.

Estructuralmente,  determinar qué elementos de nuestra  estructura social tienden a generar y a sostener el narco y el lavado y otros parientes; o qué mecanismos de poder y dominación internacional, económicos y políticos, generan y sostienen el narco. También desde el punto de vista  cultural, las creencias, valores y actitudes (y sinvergüencerías, vanidades, liviandades, etcétera); desde la óptica de la salud, examinar los daños psíquicos y fisiológicos a individuos, a las familias y a la convivencia en general, con su secuela de delitos y conflictos. El aspecto legal: desde la legalidad y la legalización de estupefacientes y otras drogas, como el tabaco, el alcohol y otros estupe-facientes (estupe=estúpido; faciente=hacedor) no narcóticos, como la pornografía y la basura en televisión y radio, y otras “entretenciones; incluyendo, desde luego, la penalización o despenalización del consumo y uso, las aplicaciones médicas, privadas, públicas o reservadas. También conviene estudiar su impacto en la política, particularmente, en los bolsillos de candidatos y funcionarios y cómo altera las ecuaciones de poder local, nacional e internacional. Desde el punto de mira de la producción, la división nacional e internacional del trabajo (de cómo hemos llegado a ser proveedores de vicios y diversiones baratas en nuestras playas y en lugares aún más reputados). Y desde ángulo de las religiones y la lucha espiritual.

Muchas personas podrían aportar datos históricos. Por ejemplo, hay acuerdo en que los marines de la invasión del 1965 trajeron el consumo y lo inculcaron a jóvenes dominicanos. Se sabe de gobernantes que han sido cómplices.

Pero nadie tiene que asustarse ni inquietarse con ese tema, pues los dueños del negocio y sus “asociados en sociedad”, tienen tanto poder y soportes social (de buenas familias). Pero es  sano que el tema se airee, y se esclarezca cuál sería el pronóstico para nuestro país y nuestras instituciones. Académicamente, sin que nadie lleve posiciones de sectores de interés, ni de partidos ni de asociaciones, por más profesionales o religiosos que sean. El debate se llevará su tiempo, y hecho con parsimonia, rigor y respeto, es posible que hasta los propios narcos, lavadores y políticos y demás asociados, consientan y aún patrocinen algunas formas de salidas. Como en el pasado, en países desarrollados, se hizo con las bebidas alcohólicas y otros vicios, incluyendo a la prostitución, como “institución marginal”, que, al igual que las autorizadas formalmente, resuelven conflictos y tensiones no resueltos por las formales. Adelante, la academia es para entender y buscar soluciones civilizadas.

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