¿Cómo mejorar la “ley y orden”?

¿Cómo mejorar la “ley y orden”?

JOSÉ BÁEZ GUERRERO
Los dominicanos nos vivimos quejando de ciertos aspectos de nuestra sociedad, como si este fuera el único lugar del mundo donde ha habido problemas como la brutalidad o ineficiencia policial, exceso de basura en las calles, y desorden en el tránsito de vehículos.

Pero esos mismos problemas los hubo en otros sitios, donde hoy lucen resueltos, y hasta despiertan la admiración de quienes los visitan. Ciudades como Nueva York y Chicago tuvieron cuerpos de policía corrompidos hasta el tuétano, al punto que ciertas investigaciones debían realizarse con recursos de otras agencias, federales, porque los policías locales no eran de fiar. Todavía hoy, hay policías sucios, pues siempre hay paja dentro del trigo.

Pero la combinación de instaurar departamentos efectivos de asuntos internos, de policías cuya misión es perseguir a los propios policías delincuentes, con la drástica aplicación de sanciones por la vía judicial, ha servido para mejorar infinitamente esos cuerpos de policía.

 Pero eso no basta. Esos cuerpos de policía mejoraron por una razón principal, que es que su materia prima, la gente, mejoró. Con cualquier organismo como la policía, sucede igual que con los datos que se sirven a una computadora: si basura entra, basura sale. Un ciudadano que no tenga conciencia de que tirar basura a la calle es, más que un delito, una sucieza, nunca podrá ayudar a hacer valer las leyes y los reglamentos a ese respecto, y peor aún, contribuirá él mismo a entollar calles y aceras. Igualmente, un agente de tránsito que no sea excelente conductor, difícilmente poseerá la experiencia para ayudar a desmadejar un entaponamiento; esto último es evidente cada vez que un policía bruto trata de sustituir a un semáforo inteligente.

Los cambios culturales siempre toman tiempo, pero hay detalles que pueden ir corrigiéndose sobre la marcha. Un ejemplo es cómo hoy la mayoría de los conductores de automóviles privados usa el cinturón de seguridad, pues sabe que andar sin él implica una sanción, ya sea pagada directamente al policía o a un tribunal donde el destino de ese dinero nunca queda claro. Pero mientras tanto, lo importante es que ahora el cinturón de seguridad es usado. Este es un primer paso, aunque falta lograr que también lo usen los «padres de familia» del concho, que el valor de las multas ingrese al erario, y que se le exija usar el cinturón a los choferes de autos con placa oficial.

Así como se incorporó a la lista de faltas pasibles de picoteo o multa el no uso del cinturón de seguridad, debería reintegrarse a la misma el uso de cascos para motoristas. Del mismo modo, la policía podría contribuir enormemente al aseo y ornato de la ciudad si se instruye a los agentes acerca del daño que hacen quienes tiran basura en calles y aceras. Quizás haya que educarles primero a ellos mismos, pero lo más importante sería incorporar al catálogo de fuentes de picoteo y multa el tirar basura a la calle.  A los policías, alistados, clases y oficiales, hay que elevarlos de categoría social. Su sueldo y beneficios legítimos deben incrementarse, multiplicarse. También su número, pues la verdad es que hay pocos policías. Su equipamiento debe por igual mejorarse, pues una policía sin radios, sin patrulleros, sin recursos tecnológicos, y encima de eso avasallada por el poder de los maleantes y criminales, difícilmente pueda ser mejor de lo que es.

Para exigir excelencia hay que proveer las condiciones, y las de nuestra policía son tan lamentables que es realmente un milagro que exista algún remedo de ley y orden.

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