POR ADOLFO MARTÍ GUTIÉRREZ
En el mundo integral y global de hoy es comprensible que los responsables de la política económica cuenten con menos tiempo para responder a un cambio de las circunstancias. Para prevenir esas crisis en el futuro, muchos países han estado realizando grandes esfuerzos a fin de evaluar los factores de vulnerabilidad frente a los cambios de las circunstancias externas.
El objetivo es confeccionar indicadores económicos puntuales, como forma de analizar mejor las perturbaciones externas e internas, fortaleciendo el sistema financiero en el sentido más amplio y mejorando la información anticipada sobre los posibles problemas para poder tomar medidas preventivas.
Para mejorar las evaluaciones del riesgo en el sistema financiero, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) han comenzado a verificar la solidez de los sectores financieros de sus países miembros. El FMI también evalúa la observancia de las normas y los códigos internacionales en materia de gobernabilidad, contabilidad, divulgación de datos y transparencia de las políticas fiscal y monetaria. La observancia de esas normas asegura la disponibilidad de información valiosa que permite a los gobiernos hacer frente a las deficiencias y ayuda a los mercados a valorar el riesgo con mayor precisión. Para contar con un buen sistema de prevención de crisis económicas lo recomendable ha sido recurrir a una serie de instrumentos analíticos para identificar las deficiencias, entre ellos los sistemas de alerta anticipada, el análisis de los requerimientos financieros y la suficiencia de las reservas, y la información de los mercados.
Caracterización de las crisis
Al definir la crisis monetaria como una depreciación importante de la moneda, se excluyen los casos en que una moneda es objeto de fuertes presiones, pero las autoridades logran defenderla mediante un alza de las tasas de interés, la intervención en el mercado de divisas, o ambas medidas. Por consiguiente, para definir una crisis monetaria la mayoría de los investigadores usan índices para evaluar las variaciones del tipo de cambio, de las reservas de divisas y, si es posible, de las tasas de interés de corto plazo. No obstante, la definición resultante podría no abarcar todas las situaciones de crisis pues, como ha ocurrido en varios casos, un país puede hacer frente a las presiones del mercado cambiario estableciendo controles de capital.
Motivada por las recientes crisis económicas en Europa (1992), México (1994-95), Asia (1997-98), Paraguay y Uruguay (2003), la investigación económica moderna exige de manera creciente reexaminar los factores determinantes de las crisis monetarias y bancarias. Una vez caracterizadas varias situaciones de crisis, los investigadores han utilizado, en general, dos tipos de métodos empíricos para identificar un grupo de variables (o indicadores anticipados), que los encargados de la política económica pueden usar para predecir las crisis en los mercados monetarios y los sistemas bancarios. Entre los métodos de análisis económicos más utilizados se encuentran los llamados análisis de una sola variable, es decir, el análisis individual de cada factor determinante de la crisis, y el uso de modelos econométricos de variable dependiente limitada.
Muchos investigadores han identificado indicadores anticipados comparando el comportamiento de una variable antes de una crisis con su comportamiento respectivo durante períodos de calma. Una variable es útil como indicador anticipado si muestra un comportamiento anómalo antes de la crisis, pero no provee señales falsas de crisis inminente en períodos de normalidad o tranquilidad. La ventaja de este análisis de una sola variable reside en que es fácil de llevar a cabo y no impone el uso de modelos restrictivos. Un segundo enfoque es el dado por el uso de modelos econométricos de variable dependiente limitada. Estos consisten en estimar directamente la probabilidad de una crisis monetaria o bancaria identificando las variables que, desde un punto de vista estadístico, ayudan a predecirlas. La ventaja de este enfoque es que permite evaluar varios indicadores simultáneamente y utilizar los que son estadísticamente significativos para calcular la posibilidad de que ocurra una crisis en un momento determinado.
La sobrevaluación del tipo de cambio real, el rápido aumento del crédito interno, la ampliación del crédito al sector público, un aumento de la proporción entre el dinero en sentido amplio y las reservas de divisas, un incremento de los índices de inflación interna, una disminución de los flujos de inversión extranjera directa y un aumento de las tasas de interés en los países industriales pueden constituir señales de advertencia de una crisis monetaria. Otros factores que tienen cierto respaldo empírico como indicadores anticipados, si bien menor, son la ampliación del déficit comercial, el aumento del déficit fiscal, el deterioro de las exportaciones y la desaceleración del crecimiento del PIB real. En cambio, el déficit fiscal y el déficit en cuenta corriente no son ampliamente reconocidos como indicadores importantes. En muchos casos, las crisis bancarias son precedidas por cuantiosas entradas de capital a corto plazo, una rápida expansión del crédito interno, los vaivenes de la actividad económica real y la caída del mercado de valores y de los precios de otros activos. Un fortalecimiento adecuado del régimen normativo no sólo sienta las bases para una crisis bancaria sino que también hace más difícil afrontar las crisis cuando ocurren.
Sistemas de alerta anticipada
Los sistemas de alerta anticipada se centran en la volatilidad externa de un país y se basan en las relaciones sistemáticas que se observan en los datos históricos entre variables asociadas a la formación de crisis y a su incidencia real. Al respecto, cabe mencionar la razón entre la deuda a corto plazo y las reservas en divisas, el alcance de la apreciación del tipo de cambio real en relación con la tendencia, y el déficit externo en la cuenta corriente de la balanza de pagos. Cuanto mayor es el valor de cada una de estas variables, mayor es la probabilidad de que produzca una crisis.
Los modelos de alerta anticipada se centran en un horizonte de predicción relativamente amplio, (de 12 a 24 meses), de manera que pueda contarse con tiempo suficiente para adoptar medidas correctivas. Después de todo, el objetivo es la prevención. En los modelos del sector privado, elaborados principalmente por los bancos de inversión, los horizontes temporales son más cortos, porque el objetivo es orientar las decisiones de inversión a corto plazo. Como cabría esperar, los modelos de alerta anticipada son instrumentos imperfectos. Es por eso que se debe tener siempre en cuenta que la utilización de los modelos de alerta anticipada deben considerarse simplemente como indicio de un problema, ya que el análisis de los indicadores preventivos que aporta varían mucho en función del diagnóstico exacto de las dificultades por las que atraviesa un país. Por ejemplo, un país que experimenta un riesgo agravado de volatilidad externa, no necesariamente está en riesgo de incumplimiento de sus pagos.
La falta de reservas de liquidez es una variable predictiva fundamental tanto de la probabilidad, como de la intensidad de una crisis cambiaria. Las reservas oficiales, que son el principal amortiguador cuando una economía experimenta volatilidades, pueden sufrir una abrupta caída en un entorno de apertura de la cuenta de capital, como consecuencia de un menor acceso del país a los mercados internacionales de capital y de la fuga de capitales. Ese deterioro puede tener su origen en la desconfianza de los inversionistas respecto a la validez de las políticas nacionales, como la viabilidad fiscal, o a una disminución de su apetito por el riesgo en los mercados internacionales, debido, por ejemplo, a la existencia de una crisis en otro lugar. En estas circunstancias, es importante poder estimar en cierta medida las necesidades de financiamiento externo del país, incluso el déficit de la cuenta corriente y las obligaciones de deuda que venzan en el siguiente período, así como el capital que los residentes piensan pasa a la página siguiente viene de la página anterior enviar al exterior. Para ello, es clave contar con las fuentes de financiamiento más o menos seguras, como la inversión extranjera directa, los préstamos de mercado en forma de bonos, los préstamos ya asegurados y el financiamiento oficial.
En el caso de economías en aprietos, la evaluación del riesgo de que se produzca una contracción de la liquidez como detonante de una crisis se centra principalmente en la razón entre la deuda a corto plazo y las reservas. Algunos estudios indican que dicha razón es un indicador mucho más fiable que otros (razón entre reservas e importaciones o entre reservas y dinero en sentido amplio) para predecir la probabilidad y la intensidad de las crisis cambiarias. Más aún, los estudios empíricos han confirmado que una razón entre deuda a corto plazo y reservas igual a uno (un colchón de reservas que permite hacer frente al pago de la deuda durante un año) es una referencia importante a la que los países deberían prestar atención. Pero también hay que tener en cuenta numerosos factores (por ejemplo, mediante pruebas de tensión) como el déficit en cuenta corriente, la calidad de la gestión de la deuda del sector privado, una sobrevaloración de la moneda, las modalidades seguras de financiamiento, los riesgos adicionales, o la perspectiva de que se produzcan importantes refinanciamientos de la deuda pública interna.
Otro asunto importante a considerar es que mientras el análisis de la suficiencia de las reservas se centra en el riesgo de liquidez, el análisis de la viabilidad de la deuda se centra en los riesgos de insolvencia o de incumplimiento. Estos enfoques, igual que muchos otros instrumentos que se utilizan para evaluar la vulnerabilidad y la viabilidad, pueden sintetizarse en indicadores universales útiles, como la razón entre las reservas y la deuda a corto plazo, entre la deuda y las exportaciones o entre la deuda y el Producto Interno Bruto (PIB). De hecho, todo buen análisis de los factores de vulnerabilidad de un país debe incluir una gama completa de indicadores de vulnerabilidad y aportar tanto datos históricos como proyecciones económicas.
Lo que si es claro es que es sumamente difícil analizar el momento en que ocurren los acontecimientos en el ámbito económico. En general, la teoría económica, si bien es relativamente eficaz para caracterizar las situaciones de equilibrio, ofrece menos información sobre la dinámica que puede llevar de una situación de equilibrio a otra. Es muy difícil predecir acontecimientos tan poco frecuentes como las crisis financieras, porque pueden depender en gran medida de variables que son difíciles de reflejar; por ejemplo, las características estructurales de la economía de un país, su desarrollo institucional, la evolución del contexto político y las expectativas de los agentes nacionales y extranjeros en los diferentes mercados. Lo que es más importante, el proceso de formulación de las políticas (y las mismas respuestas de política económica) de un país determinan en gran parte la posibilidad de que las perturbaciones degeneren en crisis.
El autor es economista y profesor universitario.