¿Cómo pudimos sobrevivir?

¿Cómo pudimos sobrevivir?

Una investigación sobre los cuatro primeros años de la docena que gobernó República Dominicana el doctor Joaquín Balaguer entre 1966 y 1978 aclararía muchos conceptos negativos que ahora se presentan como ejemplos a imitar. Existe una cronología diaria de los acontecimientos que fueron, en alguna medida, importantes para la sociedad dominicana. Esta ofrece una visión general de los hechos y muestra una importante relación de causa y efecto en cuanto a la represión y la corrupción.

Si se divulgara aquel momento histórico, la pregunta que asaltaría la mente sería: ¿cómo pudieron sobrevivir al espanto balaguerista los que optaron por no claudicar ante el invasor ni contra la criminalidad de la posguerra?

Desde el 1º de julio de 1966, cuando tomó posesión de la Presidencia el doctor Balaguer, la prensa verdaderamente libre denunciaba diariamente los atropellos cometidos por las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.  El lavado de cerebro al que estuvieron sometidos los guardias y policías, los llevaba a ver comunistas en todo aquel que hablara de democracia y de respeto a la Constitución.

Para estos uniformados, aquella era una lección ya sabida. Lo que en 1966 le enseñaron los invasores en nada se diferenciaba de lo que habían asimilado durante la tiranía trujillista. La filosofía de Gobierno de Trujillo y la Doctrina de Seguridad Nacional auspiciada por Estados Unidos durante la guerra fría, eran una la continuación de la otra.

Habían aprendido desde tiempo atrás cómo abusar, torturar y asesinar con la garantía establecida de que ningún tribunal los juzgaría por esos delitos. Luego de una relativa pausa de apenas cuatro años entre la muerte de Trujillo en 1961 y la invasión estadounidense de 1965, la tiranía tomaría cuerpo de nuevo, esa vez con Joaquín Balaguer a la cabeza, digno heredero de El Jefe.

Sería peor entonces, porque los militares fueron fortalecidos con más impunidad, así como con armamento moderno, vehículos y artillería que nunca antes habían tenido.

En medio de aquella vorágine de sangre inocente se destacaba el valiente papel desempeñado por un sector de la prensa dominicana. Sosteniendo mucha conciencia social y estando muy comprometido con el buen ejercicio del periodismo, desde las páginas de la Revista ¡Ahora! y El Nacional su personal se atrevía a publicar los desmanes balagueristas. Y por ese digno ejercicio del rol que les correspondía esos medios fueron considerados como subversivos. Se ejercían presiones de todo tipo para evitar que los visionarios editoriales de Freddy Gatón Arce, director de El Nacional, tomaran cuerpo en la ciudadanía.

La objetividad y profesionalismo en los análisis de la Revista ¡Ahora!, hechos por Rafael Molina Morillo y un destacado grupo de intelectuales, mantenían vivo el espíritu libertario de los dominicanos. Pero en lugares como Cotuí y las demás provincias, donde quien reinaba era un Capitán del Ejército, esa revista y el periódico vespertino tenían que ser comprados y leídos a escondidas por ser considerados material comunista.

Volviendo sobre aquellas páginas de la historia dominicana reciente, no puede escatimarse asombro al apreciar cómo el presidente Leonel Fernández Reyna osa adjudicarse el título de continuador de la obra del doctor Balaguer. Cierto que, en su afán de imitar a aquel Balaguer, se ha visto obligado a modificar los métodos seguidos aunque sigue gobernando sin escuchar los reclamos del pueblo. No en balde los dominicanos han sabido, con su lucha, imponerle condiciones a los opresores de siempre hasta frenarlos un poco.

Todavía se trata bajo esta administración del Estado de coartar los medios de comunicación que no son sumisos al derroche gubernamental, tal como acaba de suceder con la clausura forzada de Clave Digital y de Clave semanal.

Todavía se crean millonarios a la carrera, como todavía evaden el castigo los militares y policías que se han convertido en la principal fuente cotidiana de muertes violentas.

Quizás es tiempo de volver a preguntarse: ¿cómo podemos sobrevivir al actual espanto neobalaguerista los que optamos ahora por no claudicar ante la corrupción y el irrespeto absoluto a las leyes y la Constitución?

Las colecciones de ¡Ahora! y El Nacional son una magnífica fuente para aprender a enfrentar el arquetipo que han tomado como referencia los actuales gobernantes. Que de democráticos nada tienen.

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