Warner Home Video, la compañía de entretenimiento de Estados Unidos decidió que si no puede vencerlos, debería tratar de unirse a ellos. Después de quejarse largo tiempo contra los ladrones de derechos los de autor en China, su negocio de riesgo compartido en ese país empezó a vender DVD del “The Aviator” a precios de descuento. Que el experimento funcione, cuando hasta las copias falsificadas más baratas de la película se han estado vendiendo durante meses en China, no está claro. Pero al menos indica que, finalmente, Hollywood empieza a entender la ley del suministro y la demanda.

Por mucho que atacan a los productos falsificados, los propietarios de las marcas han ayudado a financiar la piratería al fijar precios inaccesibles para la mayoría de los consumidores de países pobre como China. Esto es particularmente válido para el mercado de los fabricantes de artículos de lujo, que dependen solo de los precios altos y un mercadeo de aspiraciones para aportarle a productos, con frecuencia fácilmente reproducibles, un aire de escasez

El volumen del daño real es debatible. Las cifras de ventas que se pierden ante los productos falsificados son poco confiables, y suelen ser exageradas, como lo son muchas historias de miedo de algunas industrias sobre supuestas ganancias perdidas por culpa del crimen y el terrorismo. La piratería también puede crear grandes bases de clientes a bajo costo para los dueños de marcas, como ha hecho para Microsoft, al fortalecer su norma en China. Como dijo Bill Gates, los chinos ”de alguna manera se volverán adictos, y nosotros, de alguna manera imaginaremos como cobrar”.

De todas formas, la piratería es en principio, negativa y se debe combatir. Es mejor atacarla en la raíz, más que solo mediante la presión legal y diplomática sobre los países violadores. Para los productores, establecer precios de manera realista a partir de las condiciones del mercado local es una forma razonable para empezar.

El precio diferencial, por supuesto, puede crear sus propios problemas al desviar las importaciones “grises” de países de bajos precios a los de altos precios. Barreras naturales como el idioma y las variaciones nacionales en las especificaciones de productos y marcas pueden limitar esos flujos. Pero en algunos casos, como los filmes y la música grabada, el arbitraje entre países pude ser más difìcil de evitar. 

El experimento chino de Warner, si se repite a gran escala, pudiera amenazar las estructuras de precio de la industria del entretenimiento en Occidente. Pero ya estos enfrentan un desafío más serio con la proliferación de nuevos medios de distribución. Las políticas de precio que ignoran cambios fundamentales en la tecnología y los mercados no pueden sobrevivir por mucho tiempo.

Al final, la mejor arma contra la piratería no son los abogados inteligentes, sino la prosperidad nacional, que genera incentivos poderosos en el mercado para respetar los derechos de propiedad intelectual. EEUU, de todos los países, debería entender bien esto. Durante el siglo XIX se involucró en el robo masivo de derechos extranjeros, incluso, santificando la práctica mediante una ley.

Hoy es el principal defensor del cumplimiento de las leyes de derechos de propiedad intelectual en todas partes.

VERSION: IVAN PEREZ CARRION