¿Cómo romper con la violencia social en la cotidianidad?

¿Cómo romper con la violencia social en la cotidianidad?

El análisis de la violencia social en el país se mantiene reducido a los ámbitos de la criminalidad y las muertes violentas.  Esta lectura es un gran sesgo en el abordaje del problema y refleja el afán de invisibilizar lo que ocurre cotidianamente en los hogares, escuelas,  vecindario, tránsito vehicular, centros de diversión, relaciones de los organismos de seguridad con la población y las prácticas de ejercicio de poder desde las instancias gubernamentales, religiosas y políticas.

La violencia es un fenómeno que tiene raíces en nuestra historia social y se puede identificar claramente en la instauración de una sociedad basada en el autoritarismo en todas sus instancias perpetuado en las nuevas generaciones.

Las acciones de instauración de un clima de paz en la convivencia social deben atravesar todos los escenarios de la vida social, económica y política del país así como las políticas sociales que se desarrollan desde las distintas instancias gubernamentales, políticas y de la sociedad civil. Algunas pueden ser:

1. Erradicar las prácticas de uso de la violencia física (pelas), verbal y psicológica en las correcciones de conductas en las familias y en las escuelas como una prioridad en el sistema educativo con incidencia en la educación formal e informal.

2. Establecimiento de políticas sociales dirigidas hacia la seguridad ciudadana dirigidas desde las instancias de políticas sociales y no por la policía nacional.

Dejarle a la policía nacional el rol del establecimiento de la seguridad ciudadana es seguir perpetuando la violencia y la inseguridad, es un organismo violento y represivo.

3. Desarrollar procesos educativos hacia la ciudadanía para incidir en un clima de confianza interpersonal y eliminar el uso de las armas como un medio de “seguridad ciudadana”.

4. Eliminar los ajusticiamientos policiales como estrategias de intervención hacia la delincuencia, los cuales son violatorios de los derechos humanos y sirven de modelaje social hacia la violencia contra la delincuencia.

5. Erradicar los linchamientos como expresión de inseguridad ciudadana y de desconfianza hacia el sistema judicial que muestran la reproducción de los ajusticiamientos desde la ciudadanía.

6. Desarrollar procesos de desarme paulatino de la población acompañado de procesos de educación y seguridad ciudadana.

7. Erradicar la corrupción en los organismos del Estado y la complicidad con las redes delictivas desde las distintas instancias de poder. Mientras aumenta la corrupción, disminuye la confianza, la seguridad ciudadana y aumenta la impotencia e intolerancia social.

La intervención en la violencia social implica una cirugía socio-política en el país con cambios en sus prácticas autoritarias y violentas presentes desde lo micro hasta lo macro, desde la familia hasta las instancias de poder.

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