Últimamente, las enfermedades cardíacas, a las cuales hasta hace poco eran más propensos los adultos mayores, se ha convertido en un padecimiento igualmente de jóvenes-adultos de menos de 35 años-

En ese sentido, y a propósito de que el próximo 29 de este mes se conmemora el Día Mundial del Corazón, entrevistamos a la cardióloga Claudia Almonte para que nos hablara sobre el por qué de este cambio en la salud y cómo saber cuándo algo no anda bien en un joven.

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Posibles causas

Explica la especialista, quien también es ecocardiografista, que las causas de muertes súbitas en jóvenes antes de los 35 años, podría deberse en principio a cardiopatías o anomalías eléctricas del corazón congénitas, entre estas miocardiopatía hipertrófica, valvulopatía y embolismo pulmonar.

Citó, igualmente, las anomalías malignas de origen de las coronarias, trastornos del ritmo cardíaco, rotura de aorta, hiperlipidemia familiar y diabetes, las que afirma podrían padecer los jóvenes y continuar con estas hasta la adultez sin dar “algún síntomas”.

Precisa, asimismo, la también jefa de la Unidad de Cardiología de Cemdoe y presidenta de Sodocardio, que a todo estos se suma el uso de drogas o sustancias ilícitas.

¿Cómo darse cuenta que un joven tiene problemas cardíacos?

Indica la doctora Almonte, que es de gran importancia la evaluación cardiovascular temprana, incluso desde el nacimiento a través del tamizaje, así como en la niñez y la adolescencia, mediante el conocimiento de la anatomía cardíaca mediante un ecocardiograma, el ritmo cardíaco, a través de un electrocardiograma o de igual modo con el holter (monitoreo mediante un dispositivo de electrocardiografía que se coloca de manera ambulatoria durante 24 a 48 horas).

Señala también que ante cualquier manifestación tales como: dolor de pecho, fatiga extrema, coloración violácea (coloración azulada de la piel o de la membrana mucosa) lo que generalmente indica la falta de oxígeno en la sangre, así como palpitaciones, es necesario buscar la ayuda médica urgente.

Recomendaciones

1. Desde el nacimiento del niño exigir que se le haga una evaluación o tamizaje de reconocimiento cardiovascular inicial; en la adolescencia y juventud adulta estar alerta ante síntomas como los mencionados y realizarse un chequeo o revisión con el médico de cabecera.

Llevar una alimentación saludable, no fumar en ninguna de sus presentaciones, realizar ejercicios de manera frecuente, previa evaluación y recomendación médica, no minimizar cualquier síntoma y no usar drogas o sustancias controladas.

También, no consumir energizantes, mantenerse en un peso adecuado, no sobrepeso u obesidad y conocer las cifras de tensión arterial, colesterol y glicemia.