TAHIRA VARGAS
Cuando una joven sale embarazada en los centros educativos públicos y privados se le expulsa, aún cuando este embarazo sea o no resultado de una violación. Representantes de la iglesia católica han apoyado esta medida públicamente reiterando que los centros educativos dirigidos por religiosos y religiosas no van a mantener una joven que quede embarazada.

En recientes entrevistas a jóvenes adolescentes en distintas comunidades encontramos algunas que han sido violadas tanto en estratos medios como en estratos pobres. Estas jóvenes violadas han sido expulsadas de sus centros educativos públicos y privados por salir embarazadas y en el caso de jóvenes de estratos pobres que han intentado volver al centro un año después, no le han permitido reinscribirse porque están en condiciones de sobre-edad.

Las jóvenes han sido violadas por parientes cercanos, ex novios, amigos de la familia y en uno de los casos de un militar conocido por la familia.

Junto a estas tres formas de discriminación y exclusión a la que se somete a muchas jóvenes adolescentes en el país encontramos otra: no se le educa para la prevención del embarazo en la adolescencia con la enseñanza del uso de métodos anticonceptivos en muchos centros educativos públicos y privados.

¿Qué salida se les ofrece socialmente a las jóvenes adolescentes de estratos pobres y medios cuando se le discrimina y se le expulsa de los centros educativos por embarazo?

La joven violada se siente y así lo expresa como una persona que no tiene derechos en nuestra sociedad. Estas jóvenes cuando visitaron a las instituciones judiciales para hacer las denuncias no recibieron acogida y apoyo sino cuestionamiento sobre si provocaron o no la violación.

Por otro lado los violadores fueron apresados por poco tiempo (dos o tres días, par de semanas) y reaparecieron en su vida cotidiana generando mucho miedo en ellas a que se repita la acción.

Este sentido de discriminación y presión social sobre la joven embarazada fruto de una violación lo que provoca es que en muchos casos ella decida abortar para no ser excluida socialmente y por su gran rechazo al producto de esa violación. Tener algún vínculo físico y emocional con el violador luego de su acción violenta es uno de los principales temores porque puede generar un círculo vicioso de continuas violaciones y violencia.

¿La joven violada se convierte en la culpable de la violación?

Además de tener un panorama de rechazo, expulsión y violación a sus derechos, la joven violada vive en estos momentos la incertidumbre de que puede convertirse doblemente culpable (dependiendo de los resultados de la discusión en el Congreso de la despenalización del aborto) de la violación si decide abortar. Ya ha sido calificada como culpable por las instituciones educativas y sociales que la han expulsado, y por los que someten a duda una violación considerándola como una provocación de la mujer. Otro contenido de culpabilidad con carácter de criminalidad puede entrar en el escenario en caso de que se penalice el aborto en caso de violación.

El violador camina por las ciudades de este país libre de toda culpa y la joven violada es la culpable.

¿Podemos hablar de que vivimos en una sociedad de derechos cuando vemos que estos patrones de exclusión y discriminación son el pan nuestro de cada día?