¿Cómo se mide la capacidad de endeudamiento de un país?

¿Cómo se mide la capacidad de endeudamiento de un país?

POR ADOLFO MARTÍ GUTIÉRREZ
La conveniencia de optar por una mayor o menor capacidad de absorción de nuevos préstamos externos, o de una mayor o menor capacidad de pago del servicio de la deuda por parte de un país, es un tema delicado. Sin embargo, en su análisis es útil tomar en cuenta la etapa de desarrollo económico y social por la que se atraviesa, así como las perspectivas de que la economía pueda alcanzar un estadio en el cual los requerimientos de recursos del exterior se minimicen.

Para que un endeudamiento externo contribuya o no en forma duradera al desarrollo económico y social de un país habrá de tener un peso esencial el uso que se haga de los recursos externos. La tasa de crecimiento económico del país depende de aquellas decisiones de política interna que orienten la relación entre el ahorro y la inversión, sumado a las disposiciones que afecten el potencial de crecimiento. Pero, como el desequilibrio entre el ahorro y la inversión internos es el reflejo de los desequilibrios en el mercado de bienes y servicios, estos se traducen en un déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos. Una cuenta deficitaria consecuentemente indicaría la presencia de un desequilibrio del mercado de divisas. Es por ello entonces que los países debaten la necesidad de cubrir el déficit con entradas de fondos externos en sus balanzas de pagos.  

EL FINANCIAMIENTO

Ante las necesidades de inversión y a la insuficiencia del ahorro interno de un país, la demanda de financiamiento del sector público se convierte en uno de los factores determinantes de la liquidez interna. Estos requerimientos se expresan a través de su impacto sobre los componentes de la base monetaria, lo que supedita a la política monetaria de la fiscal, mediante el financiamiento del sector público, con implicaciones, en consecuencia, en la balanza de pagos.

El financiamiento externo, sin embargo, no puede circunscribirse al examen de amortizaciones e intereses, sino que debe ser comprendido dentro de un área más amplia. A largo plazo, se prevé que el crecimiento del endeudamiento en una economía tiene que considerarse en relación con el crecimiento que tenga el Producto Interno Bruto (PIB). En plazos más breves, resulta vital considerar la relación que mida el servicio de la deuda del país, o el peso sobre los diversos niveles de reservas y de ingresos de exportación, todos los cuales son vitales. La eficacia en el manejo de la deuda (llamada gestión de la deuda) es también crítica y esencial para análisis similares.

Un país con rápido crecimiento económico, expansión de sus exportaciones y deuda bien manejada probablemente administre mejor deudas relativamente altas que un país de lento crecimiento, exportaciones estancadas y deuda modesta pero mal administrada. Así, estas advertencias son importantes al analizar la situación global de la deuda y, por tanto, la conveniencia de endeudarse o no con nuevos préstamos. Así, cuando al debatir si le conviene a un país endeudarse o no con recursos externos, es fundamental primero analizar algunos de los principales criterios que pueden determinar la capacidad de endeudamiento externo de la economía en un momento dado.

MEDICIÓN DE LA CAPACIDAD DE PAGO

No se han definido con claridad los límites dentro de los cuales un país ha de establecer sus márgenes de endeudamiento, y éstos más bien parecen ser una función del crecimiento general de la economía. Sin embargo, algunas variables pueden entrar a definir, con mayor eficacia que otras, la capacidad de endeudamiento de un país en condiciones compatibles con un crecimiento económico favorable.

El tema de la deuda externa es muchas veces objeto de atención en la economía de un país que busca, principalmente, financiar una coyuntura económica determinada, o bien financiar un programa económico de mediano y largo plazo. Inicialmente, el indicador observado por excelencia es la proporción de deuda contraída con respecto al PIB. Este indicador mide la carga que tiene la deuda por cada peso producido en bienes y servicios en la economía. De manera similar, el índice de solvencia de la deuda conlleva una interpretación inversa de la relación deuda-producto, lo cual manifiesta que, a menor relación Deuda-PIB, los niveles de solvencia de la deuda externa aumentan.

Un segundo indicador para considerar la capacidad de endeudamiento de un país es producto de la relación entre el endeudamiento total y las exportaciones, por cuanto a partir de estas se obtienen los recursos necesarios disponibles para enfrentar compromisos pendientes de pagos externos. En la relación entre deuda y exportaciones pueden emplearse tanto las exportaciones de bienes como las de servicios. Empleando el indicador tradicional, es decir la razón entre la deuda externa total y las exportaciones totales de bienes y servicios, se deduce el peso que tiene la carga del endeudamiento en la economía, en especial referencia a los retos y desafíos de su balanza de pagos. Con el fin de establecer la evolución de la capacidad de pago sobre la base de un criterio más apropiado un indicador también recomendado por analistas es la razón que existe entre el endeudamiento total de un país y el total de ingresos externos corrientes (que incluyen las remesas), pero excluyendo las exportaciones de las zonas francas.

Otro indicador determinante para analizar la deuda es el flujo neto de capitales, es decir, la diferencia entre los desembolsos de capitales y los pagos realizados por el servicio de la deuda. Se ha argumentado en ocasiones que una declinación en los capitales externos netos recibidos por un país, luego de un período de gran afluencia de capitales, puede constituir cierto indicio de agotamiento de la capacidad de endeudamiento externo. Ante ello, de existir alguna duda, es recomendado considerar también el crecimiento del ratio entre el capital y el producto. Este básicamente busca medir una aproximación de la productividad del capital al intentar cuantificar los efectos de este sobre la producción. Cuando el coeficiente es elevado, es señal de una productividad alta del capital, el cual deberá ser consistente con la tasa de interés a pagar al contraer el crédito, a fin de valorar o ponderar la conveniencia al endeudamiento. Es evidente que si la razón marginal capital-producto es menor que la tasa de interés efectiva del crédito, éste no deberá concretarse.

Igualmente importante resulta el análisis de la capacidad de fondos prestables o de nuevos compromisos, a través del coeficiente del servicio de la deuda y las reservas internacionales. Este trata de establecer una comparación entre los pagos por concepto de amortizaciones e intereses de la deuda y la cantidad de medios de pagos internacionales disponibles. Teóricamente, cuanto más fuerte sea la posición de reservas monetarias de un país, en mejores condiciones económicas estará para contraer nuevos compromisos en moneda extranjera. Asimismo, el nivel en que se encuentren las reservas internacionales determinará, en parte, una aptitud de protección contra las fluctuaciones de la balanza de pagos. Dicho nivel puede indicar la capacidad para honrar el servicio de la deuda en períodos de desequilibrios de corto plazo, a situaciones de escasez de divisas, por descenso de las exportaciones, o por necesidad de efectuar fuertes importaciones.  

El indicador utilizado con más frecuencia para determinar la capacidad de pagos de la deuda externa es la relación del servicio de la misma y el valor de las exportaciones. Esta relación indica que porcentaje las exportaciones corrientes puede destinarse al reembolso de la deuda en ausencia de flujos brutos. Se ha establecido que en la medida en que en una economía se incrementen las exportaciones corrientes, los cupos de endeudamiento también se pueden aumentar, pero de forma que permitan mantener la disponibilidad de activos de reserva dentro de límites manejables. En general, lo que parece determinar la capacidad para atender el servicio de la deuda no es precisamente el nivel del coeficiente, sino la posibilidad de ajustarse a cambios bruscos. Teóricamente, un país puede soportar una alta proporción siempre que la economía se adapte a ese nivel de servicio. Pero mientras más elevada sea la proporción del servicio, más difícil resultará el ajuste frente a una disminución de las exportaciones o a un incremento inesperado en las necesidades de importar. En ocasiones, un aumento de las inversiones o préstamos del exterior puede mejorar la posición de balanza de pagos y la capacidad de pago de un país, aunque ese flujo de capital aumente la relación entre el servicio de la deuda y los ingresos de divisas.

Otro medio factible de aplicarse en la estimación de una capacidad de endeudamiento es el indicador que relacione el servicio de la deuda y el PIB. Algunos países, por ejemplo, en su programación para afrontar dificultades financieras, establecen que el servicio de la deuda no debe ser superior a un determinado porcentaje del PIB. La relación servicio-PIB se utiliza con el fin de mantener los compromisos externos dentro de márgenes manejables y supone una conexión entre la disponibilidad de bienes y servicios valorados a sus precios corrientes y la capacidad de pago por concepto del servicio de la deuda. Más específicamente, se trata, en forma indirecta, de fijar un límite al capital externo como recurso suplementario de la brecha interna. Este coeficiente, sin embargo, parece ser más adecuado para una programación de largo plazo. En el corto y mediano plazo podría concebirse una situación en la cual el servicio de la deuda crezca en menor proporción que el PIB, al mismo tiempo que se deteriora la situación de cuenta corriente de la balanza de pagos. En esta circunstancia se tendría como resultado una reducción en el coeficiente; sin embargo, el servicio de la deuda se haría relativamente más oneroso, en vista de la dificultad en los pagos externos.

– El autor es economista y profesor universitario.

adolfomarti@verizon.net.do

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