“La realidad es que el estrés y las prisas nos hacen meter más y más tareas constantemente en nuestra jornada, para correr cada vez más y no dar a tregua a nuestra mente para pensar y reflexionar sobre la vida que llevamos”, lamenta Javier García Campayo, catedrático de psiquiatría la Universidad de Zaragoza.
Para el especialista, el estrés es un proceso progresivo. En la juventud empezamos a fijar metas y, durante años, alcanzarlas es lo único que importa hasta que llega un momento en el que “uno ya no puede parar”.
Por lo tanto…¿Cómo podemos vencer la presión del estrés? ¿Qué espacio ocupa nuestra felicidad en la larga lista de tareas que tenemos pendientes? ¿Cómo detenemos el ruido mental fruto del estrés?
Respuestas que figuran en su libro “Parar para vivir mejor” (Editorial Harpercollins), donde el experto y expresidente de la Sociedad Española de Medicina Psicosomática, analiza también la repercusión del estrés y las prisas en nuestra salud física y mental. Además, propone una guía con consejos y recomendaciones para liberarse de la ansiedad y el ruido mental.
Síntomas del estrés
El psiquiatra Javier García Campayo destaca algunas acciones como posibles síntomas de alerta de una persona con estrés en el día a día de su vida.
Levantarse cansado y con apatía por la mañana.
Dificultades para dormir o para conciliar el sueño: aproximadamente entre un tercio y un cuarto de la población adulta a penas duermen y el resto suelen tener problemas para dormir.
No disfrutar de las cosas: hacer planes o vivir momentos que no disfrutamos realmente con intensidad.
Comer rápido, de píe y en cualquier lado: es muy habitual en personas estresadas o con muchas cosas por hacer y realizando a la vez otra actividad.
Atender a varias cosas a la vez y llevar a cabo diferentes tareas al mismo tiempo.
El estrés sobre la salud física
El estrés no solo nos afecta a la salud mental: “En este momento, la teoría que se tiene en Medicina es la de la neuroinflamación, es decir, que la causa principal de casi todas las enfermedades, sobre todo en el mundo moderno, es el estrés”, afirma el psiquiatra.
El cuerpo no aguanta los niveles de estrés de una persona que se dedica a correr a todos lados o que siempre necesita estar ocupada en alguna actividad.
Esto se produce, según explica el doctor, porque el estrés produce cortisol en sangre, lo que puede ser beneficioso de manera puntual, pero no de forma crónica porque daña al organismo.
Técnicas para ganar la batalla al estrés
“La meditación es la técnica que se considera ahora mismo más eficaz para manejar o reducir el estrés y el ruido mental, sin embargo hay otras opciones como por ejemplo la relajación, el deporte o pasar tiempo al aire libre“, explica el experto.
No obstante, el especialista destaca que la meditación a diferencia de otras técnicas, si que detiene el dialogo interno, al menos por un tiempo.
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Meditación o mindfulness
El mindfulness es un técnica de meditación que consiste en concentrarse en el momento presente. Es muy eficaz para reducir el estrés porque detiene el ruido mental.
“Lo que intenta el mindfulness es que la persona sea consciente progresivamente de ese diálogo interno y se de cuenta de que solo vale la pena pensar en lo importante y en lo presente“, afirma.
Las técnicas de mindfulness requieren 10 ó 15 minutos de práctica diaria y son muy eficaces para mantener la mente concentrada en el momento presente.
La práctica de los tres minutos
“Es una práctica de tres minutos de meditación mindfulness, muy cortita que se puede incluir en el día a día”, señala Javier García Campayo.
Con este ejercicio se pretende mantener una sensación de paz, bienestar y atención a lo importante.
El especialista aconseja ponerse una alarma para realizarla al menos un par de veces al día y explica que puede practicarse tanto en casa como en el trabajo, en el gimnasio…
La práctica se realiza en tres fases:
Primer minuto: tomar conciencia del entorno, del cuerpo y de la experiencia interna. Para ello, se debe adoptar una postura relajada y cerrar los ojos. Después, hay que pensar en el lugar en el que estás y prestar especial atención a todos sus aspectos como los olores, sonidos, temperatura, sensaciones…
Segundo minuto: respiración. Fíjate en tus emociones y sensaciones físicas y llévalas a tu respiración. Concéntrate en el área del abdomen, en el tórax, en las fosas nasales.
Tercer minuto: expansión de la conciencia. Permanece así unos segundos. Nota cómo tu conciencia se expande poco a poco, hasta que sientas como si respirases con todo el organismo. Quédate de esta forma unos segundos antes de volver a la vida normal. Por último, y de manera gradual, trae tu campo de conciencia hacia el cuerpo, hasta la postura y la expresión facial. Finalmente, despacio abre los ojos.