¿Cómo se vende una persona?

¿Cómo se vende una persona?

El tema de hoy es una de mis pasiones. Pues tiene mucho que ver con el estudio de la psicología del consumidor, de la imagen corporativa. Se trata del manejo y venta de ese excepcional producto que es el ser humano. Algunos estarán ya molestos porque yo vea al ser humano como producto. Una vez trabajabamos en el aspecto mercadológico de la campaña de un candidato, y sucedió uno de los miembros del equipo renunció a él «…porque ahí, Fulano, están faltándote el respeto -argumentó ante el candidato- quieren venderte como una mercancía, lo que hablan es de mercadearte, de posicionarte, y al país lo enfocan como un mercado».
No obstante, el ser humano, cada uno de nosotros, es una mercancía, está en la obligación de vender una imagen. Y el fenómeno no es actual solamente. Ni siquiera proviene de ese sistema que llamamos capitalismo. Viene de lejos. Desde que un hombre primitivo generaba un ruido que le hacía creer a un tigre que esa era cueva de leones y no de humanos, estaba proyectando una imagen. Es decir, estaba manipulando a otra psicología. Diríamos que el hombre primitivo se posicionaba como león en la mente del tigre, y conseguir la meta de salvar su vida.
Pues bien, esa caricatura que acabo de hacer sobre lo que es el posicionamiento o imagen personal, tiene su expresión acabada, estudiada, definida y utilizada en el modernísimo marketing que vivimos. Cada uno de nosotros todos, necesita vender una imagen. El esposo necesita vender una imagen a su esposa de que es un machazo, o es un buen padre o un hombre agradable con las mujeres o de que tiene dinero. De que es fiel. Lo mismo, la esposa ha de vender una imagen a su esposo. Es más, los romanos de la época del imperio daban tanta importancia a eso que crearon una vieja máxima: «Tan importante es que la mujer de César sea seria como que lo parezca». Y yo agrego que parecerlo es, en la ma?oría de las ocasiones, más importante que serlo.
Luego,en el mundo comercial, no sólo los políticos, los gerentes, los presidentes de empresas o de fundaciones o sindicatos deben vender una imagen. Claro, entendiendo la palabra vender en este caso con el significado de colocar, de dibujar, de proyectar, producir ciertos pensamientos y emociones en la mente de los demás o de un grupo determinado -que en este caso llamamos mercado objetivo o mercado meta-. 
¿Cómo se logra? Hay varias formas. Están las menos recomendables, que son aquellas imágenes que se forman sin que el personaje-producto tenga un plan, un proyecto claramente definido, sino que va formándose como baja una piedra por un barranco, que no hay una idea clara de adónde va a caer. Por otro lado, están las formas más recomendables, que son aquellas en las que se sigue un plan que cuida y coordina los detalles.
En el caso de un candidato a algo, y que desee desarrollar una imagen perdurable, que no se limite al simple hecho de que lo elijan en ese puesto, sino que planea escalar en aspiraciones o mantenerse en la buscada, necesita cuidar elementos que están ligados a lo que de él espera el target o blanco de público o público objetivo, que todos esos nombres tiene el mercado-meta que elija el productop-personaje.
También hay unas reglas generales de vestimenta, comportamiento social y personal, de trato familiar,  temas a tratar, personas con las que relacionarse, las cuales cubren un amplio espectro de gente pasible de comprar la imagen que deseamos vender.
Claro, hay una regla básica indispensable para conseguir el objetivo: si bien el candidato no tiene que ser exactamente lo que proyecta, sino que quizás puede que sea más o menos. No obstante esto, es indispensable que se acerque en un alto percentaje, lo más posible a la verdad de la imagen vendida. Porque un coyote puede vender la imagen de que es un perro. Pero a nadie convencerá de que es un tigre. Tal como un Seven Up no puede venderse como vodka.
Luego continuaremos el tema.

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Creativo y asesor mercadológico

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