Cuando ocurre una separación en la familia, los hijos suelen ser los miembros más afectados ante esta situación.
Y es que si para los adultos este proceso resulta doloroso y cruel, en los niños la separación es muy desorganizante, sobre todo cuando los padres se separan con violencia o no aceptan ningún tipo de mediación.
Claudia Simó, psicóloga y directora de Alas Formación y Apoyo, afirma que “la separación de los padres es una experiencia dolorosa para todos los hijos, sin distinción de edad o sexo. Luego de una separación cada miembro de la familia vive una experiencia devastadora”.
Explica que durante este proceso se viven tensiones, incertidumbres, miedos, angustias, enojo, tristeza entre otras emociones que desgastan a todos los implicados.
Asimismo, señala que hay conductas y situaciones que al darse lastiman mucho más a un niño. Algunas de estas son: no darle una explicación de lo sucedido y de lo que pasará en los próximos meses. De ahí, la importancia decirle que ya papá y mamá no vivirán juntos porque así lo han decidido como adultos que son.
Se hace necesario hacerle entender a los hijos cosas como “papá seguirá siendo papá, y ciertas cosas seguirán igual y otras cambiarán”, para que de este modo los hijos se vayan adaptando a los cambios y puedan entenderlos.
En cuanto a los padres, la especialista aconseja que antes de tener una conversación sobre el tema de la separación con los niños, ambos se pongan de acuerdo en la información que darán para que haya coherencia entre los discursos dados.
Simó advierte que no se debe involucrar a los hijos en escenarios que los exponen como son: perseguir al otro progenitor con los hijos en el vehículo con la intención de espiarlo, acosarlo o de confirmar una infidelidad.
La especialista aconseja evitar acciones hostiles como escándalos privados o públicos de gritos, insultos, amenazas y reclamos, así como contarles a los hijos el juicio que se tenga de la otra persona contaminando y minando su dimensión emocional, por lo que deben evitar frases como “tu mamá es una vagabunda porque se enredó con el vecino” o “tu papá es un sinvergüenza porque todo el dinero se lo gasta en mujeres y bebidas.”
Sostiene que se debe evitar “triangulizar” a los hijos, ni usarlos como paños de lágrima contándoles “todo lo que hace su otro progenitor”.
“Jamás se le debe pedir o manipular al hijo para que tome partido por uno de sus padres para que vea al padre desde un punto de vista equivocado, porque a pesar de su fallas, él o ella siempre será su padre o madre”, aconseja Simó.
Las vidas de todos los involucrados en un divorcio, madre, padre e hijos se ven impactadas y sufrirán cambios inevitables. Es importante que el padre y la madre entiendan que sus hijos necesitan de manera muy especial sentirse apreciados y respetados por sus progenitores, por lo cuál estos deben ser leales a los compromisos adquiridos y coherentes, explica la psicóloga y terapista familiar.
¿Cómo ser buenos padres después del divorcio? Para Simó, se puede tener una separación menos traumática para los hijos, siendo un padre participativo, honesto y responsable. “Si una relación de pareja ya no funciona esto no significa que debemos abandonar nuestro rol como padres”, sostiene.
¿Qué se debe tomar en cuenta a la hora de divorciarse? Existen ciertos elementos que se deben analizar en el momento que se plantea la separación de los padres, para el bienestar de los niños.
Claudia Simó asegura que se deben establecer cuáles serán los cambios en la estructura de los hijos e identificar qué cosas de la rutina diaria quedarán igual y cuáles cambiarán.
Otros elementos importantes a considerar, a opinión de la experta, es que “se debe establecer si la custodia será compartida, cuáles serán los días de visita regulares y cuáles les corresponderán en las fechas especiales donde los niños disfrutan de vacaciones escolares; así como el tema de manutención de los hijos, para de este modo evitar conflictos mayores”..