¿Cómo superar el terrible dolor y la angustia de perder un ser querido?

¿Cómo superar el terrible dolor y la angustia de perder un ser querido?

Sorpresa, desconcierto, angustia y mucho, muchísimo dolor son los sentimientos que se experimentan ante la pérdida de un ser amado. Uno no puede creer que eso esté pasando, por lo que suele pensar: ¡Ojalá sea una pesadilla y que alguien me despierte pronto! Pero no, es una realidad, una muy triste realidad: ha perdido a un ser amado y ya nunca volverá a verlo, a tocarlo o a escucharlo: se ha ido a la eternidad.

Pero aunque sea doloroso este proceso es parte de la vida y, al igual que otros momentos, etapas y situaciones, se debe afrontar y superar. ¿Cómo hacerlo? Sabemos que no es una tarea fácil y sobre la misma consultamos a la psicóloga clínica Ana Mirtha Vargas de Windt, quien de entrada indica que cuando se pierde a un ser amado lo primero que debe hacer es aceptar la pérdida, independientemente de que duela saber  que este adios  es inminente y se agotaron todas las opciones posibles para limar las asperezas o recomponer la relación.

Ya  luego, agrega,  debe honrar la relación y el aprendizaje que le trajo.  Llenarse de gratitud a pesar de que la situación haya sido desagradable, tomar una actitud de discipulado y ver qué aporte trajo esa persona a su vida. “Debe evitar tomarse el papel de víctima”, indica.

Todo un proceso. Como es sabido por muchos, ante la pérdida de un ser amado, las personas suelen pasar por varias etapas que Ana Mirtha identifica de la siguiente manera.

En la primera etapa viene la evitación. Regularmente en esa fase inicial hay una negación, o falta de aceptación de lo que está ocurriendo. Esto no me puede estar pasando a mí, seguro se equivocó el médico, se siente ira, alguna personas se enojan con Dios, con la pareja, con los familiares, con los allegados.

La segunda etapa es la fase aguda de duelo: tristeza. Es cuando la gente se percata realmente de lo que sucede. Se caracteriza por la separación, desinterés por el mundo, preocupación por la imagen del muerto, incluso alucinaciones. La ira emerge originando angustia, ansiedad, dolor. 

Ana Mirtha advierte que cuando esta fase de sufrimiento se prolonga mucho tiempo y se convierte en sentimiento paralizante que impide realizar las actividades cotidianas, es aconsejable acudir al psicólogo o psiquiatra, especialistas que ayudarán a superar y aceptar la situación de la mejor  manera  rápida y eficaz.

“Esta fase va menguando a lo largo del tiempo y puede resurgir en las depresiones estacionarias como Navidad, aniversarios o momentos especiales”, dice. 

La tercera etapa es ya cuando surge la aceptación o la resolución del duelo. Fase final, gradual reconexión con vida diaria, estabilización de altibajos de etapa anterior. Aquí se ve a la persona perdida recordando los mejores momentos tal vez con cierta nostalgia pero más bien con sentimientos más de afecto, sin el dolor primario agudo. La última etapa es la de la aceptación, que conlleva una paz interior.

Recomendaciones.  Como psicóloga clínica, Ana Mirtha le recomienda lo siguiente a quienes están atravesando por la pérdida de un ser querido.

La depresión es  un problema mayor de salud mental y se requiere tratamiento a cargo de un especialista. Evidentemente, si no se realiza el tratamiento adecuado en el momento en que se requiere, la condición puede empeorar. Debe evitar automedicarse o tratar de resolver con manuales de autoayuda.

Las personas a su alrededor lo mejor que pueden hacer es prestar los oídos sin juzgar, opinar lo menos posible.  Con frecuencia, una persona con una opinión inadecuada ante la circunstancia hace más daño con su opinión que absteniéndose de ella.  Dar apoyo, valor y expresar cuán importante es esa persona que sufre para ti es lo mejor que una persona puede hacer. Los amigos y allegados de alguien afectado deben evitar hacer el papel de “terapeuta” pues cada caso es individual por lo que se maneja de forma distinta. Lo mejor para motivar a la persona que se encuentra en un proceso de pérdida y depresión, es inducirlo a que visite un psicólogo clínico para su apoyo.

La psicológa agrega que también se debe buscar apoyo en los allegados, la familia, los amigos y compañeros de trabajo.

“En la última etapa, la de aceptación,  es  un momento idóneo de retomar viejas amistades y de acudir a las fiestas y compromisos familiares, haciendo de la ruptura algo natural, sin aislarse,  mantener una actitud positiva y  realizando actividades distintas que te provean pasión  y satisfacción. Cuando haya pensamientos destructivos sustituirlos por otros positivos”, dice.

Ana Mirtha

Ante la pérdida de un ser querido es  muy importante entender que esta etapa, aunque sea dolorosa, es un proceso natural de transición, después del cual se recuperan las ganas de vivir y sonreír, igual siempre vuelve a salir el sol. Comprender que ese momento pasará”.

¿Qué tiempo toma?

Ana Mirtha explica que cada persona reacciona de manera diferente ante esas circunstancias por lo que le toma un tiempo distinto a cada quien. La cantidad de tiempo  influye en el sufrimiento posterior a la ruptura pero no menos importante son otros factores como la calidad de la relación que se vivió, la empatía física, espiritual y emocional.  Puede durar semanas y hasta meses,  depende además de la intensidad de  relación con la persona perdida. 

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