Hay millones de personas afectadas por las enfermedades de la tiroides en el mundo. Estos padecimientos son cerca de cinco a ocho veces más frecuentes en las mujeres que en los hombres. Los problemas más frecuentes suelen ser los nódulos tiroideos y el cáncer de tiroides.

Nódulos tiroideos. Son tumores que se presentan en la glándula tiroides. La gran mayoría son benignos, pero un porcentaje pequeño pueden ser malignos.

Los nódulos, desde el punto de vista físico, pueden ser: sólidos, quísticos (líquidos), mixtos (combinación de sólido y líquido)

La mayoría de los nódulos son asintomáticos. En otros casos, pueden dar sensación de “estorbo” al tragar, y raramente son dolorosos. Cuando son lo suficientemente grandes, pueden ser visibles, y dar molestias de tipo estético. Raramente, algunos nódulos son hiperfuncionantes, y pueden producir hipertiroidismo.

Tratamiento.  El tratamiento de los nódulos tiroideos dependerá de cada caso en específico.

En algunos casos no requiere ningún tipo de tratamiento, únicamente seguimiento. Pero en ocasiones  se requiere cirugía; en otras, yodo radioactivo, y en otros casos,  medicación oral.

El médico debe tranquilizar a los pacientes, ya que muchos que tienen nódulos benignos piensan que deben operarse o que los nódulos pueden ser tratados para “deshacerse”.

En la mayor parte de los nódulos benignos, éstos no desaparecen ni se “deshacen”. Al ser lesiones benignas, no requieren mayor tratamiento que observación.

Cáncer de tiroides.  Es la forma más frecuente de cáncer endocrinológico. A pesar de ello, es poco frecuente y en la mayor parte de los casos el pronóstico es muy favorable.

En el 95% o más de los casos, el primer signo es una masa (nódulo) en la glándula tiroides,  se encuentra en la exploración física, porque el paciente lo nota, o por ultrasonido u otro método diagnóstico en el que se explora el cuello.

Existen varios tipos de cáncer de tiroides: el cáncer papilar, el folícular, el  medular de tiroides y el anaplásico.

Tratamiento.  Cuando se diagnostica, el tratamiento inicial es la cirugía de la tiroides. También se extraen ganglios linfáticos.