“Como un niño invencible”

“Como un niño invencible”

A tu lado no temo ni al verdugo asesino, que amordaza poetas, que mata a mis hermanos… (Leonardo Favio).

Es una pieza de Leonardo Favio (Fuad Jorge Jury), que define su sensibilidad, su calidad poética, sus ideales políticos y el ajuste rítmico que le imprime a cada pieza de su creación. “Como un niño invencible” corresponde a la etapa de sus grandes logros poéticos–musicales, pero que el nivel de ese material, no ofrece tanta oportunidad de instalarse en la preferencia de alta audición.

Eso nos inclina a comentarlos, principalmente por el valor de las letras musicalizables de este cantautor.

Es bueno destacar que Favio fue primero director de cine, de quien se ha dicho que uno de sus filmes está dentro de las mejores producciones de Argentina. Algo (él lo sabía) lo llevó a esa nueva etapa, a pesar de que el equipo que laboraba con Leo insistía en que lo suyo era director de cine. Nunca abandonó su vocación de cineasta. Mas, cumplió con sus otras inclinaciones, y algo dejó a la posteridad, con las faenas de poeta y cantautor. Veamos este ejemplo.

“Como un niño invencible”:

Caravana de alondras/ mi colmenar, mi calma,/ así es mi compañera de mi noche mañana./ Sencilla como el aire / sabe el raro milagro / de la comida a punto/ y el amor siempre a mano.

(Estribillo)

A tu lado no temo/ ni al verdugo asesino,/ que amordaza poetas,/ que mata mis hermanos./ Me siento entre tus brazos/ como un niño invencible/ y a pesar de mi miedo/ quiero morir peleando,/ quiero morir peleando…

Cómo no he de cantarle/ a tu nombre querido/ y a tu piel que es aroma/ en mi tierra mojada,/ y a tu falda que es cuna/ de espera de un hijo/ y a tu mano pocillo/ en el que bebo el agua,/ en el que bebo el agua,/ mi ternura y mi abrigo,/ mi ternura y mi abrigo.

Bajaste por la almohada/ hasta encontrar mi mano./ Me besaste y supe/ de tu llanto callado./ Velando mis insomnios/ te descubre la aurora/ y a mi silencio oscuro/ lo has poblado de pájaros.

(Vuelve estribillo).

Cómo no he de cantarle/ a tu nombre querido/ y a tu piel que es aroma/ en mi tierra mojada,/ y a tu falda que es cuna/ de espera de un hijo/ y a tu mano pocillo / en el que bebo el agua.

(Estribillo):

Yo a tu lado no temo/ ni al verdugo asesino,/ que amenaza poetas,/ que mata mis hermanos./ Me siento entre brazos/ como un niño invencible/ y a pesar de mi miedo/ quiero morir peleando,/ quiero morir peleando.

Son letras emocionantes del amor hacia la mujer querida. Son compromisarias en la lucha por la libertad y la dignidad humana. Son testimonios de la responsabilidad de un artista en aquellos momentos difíciles que vivió América en la segunda mitad del siglo pasado. Más aún, refleja la gran virtud del autor en sublimizar el valor y el significado de la mujer cuya vientre nos sostiene en la espera de la criatura por nacer y le canta al nombre querido de esa compañera y a su “falda que es cuna de espera de un hijo…”

Publicaciones Relacionadas

Más leídas