«La idea de un trasplante de heces es ciertamente extraña», reconoce Rick Dallaway al recordar el momento en que lo invitaron a participar en un ensayo clínico.
Este hombre de 50 años acaba de terminar un programa de dos meses de trasplantes fecales semanales en la Universidad de Birmingham (Inglaterra), con la esperanza de controlar los síntomas de una rara enfermedad crónica del hígado llamada colangitis esclerosante primaria (CEP).
«No es sólo un trozo de caca», se ríe mientras explica el proceso del trasplante. «Es tratada, está en un laboratorio».
De momento, la rara enfermedad de Dallaway no tiene cura, salvo un trasplante de hígado en fase terminal. Afecta a entre seis y siete de cada 100.000 personas en Reino Unido y acorta la esperanza de vida entre 17 y 20 años.
«Me sentía muy ansioso, muy preocupado por el futuro», recuerda. «Es como caer por un precipicio».
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¿Qué es un trasplante fecal?
El trasplante de microbiota fecal (TMF), coloquialmente llamado trasplante de heces, se utiliza en varios países para pacientes con enfermedades intestinales, sobre todo como parte de ensayos clínicos.
Se examina a donantes de heces sanos, de cuyas muestras se extraen bacterias intestinales que se trasplantan al intestino del paciente, normalmente por colonoscopia, enema o sonda nasogástrica.
Aunque Rick accedió a este trasplante para tratar su colangitis esclerosante primaria, en el Reino Unido está formalmente recomenado solo para pacientes con una infección grave por Clostridium difficile (C. diff), que es una bacteria nociva que puede causar diarrea y suele afectar a personas que han consumido antibióticos durante periodos prolongados.
Una muestra de TMF líquida de 50 ml tiene un costo en este momento de unos US$1.700 dólares, lo que, según los expertos, es menos de lo que cuestan los antibióticos y el tratamiento hospitalario. Para algunas afecciones, la TMF solo necesita administrarse una vez.
Algunos centros también ofrecen cápsulas orales elaboradas con bacterias saludables presentes en la caca humana.
La materia fecal
Las personas que necesitan un nuevo hígado, riñón o corazón pueden esperar meses o incluso años para encontrar un donante adecuado.
A diferencia de estos órganos tan necesarios, las heces humanas están ampliamente disponibles, aunque la idea de recibir la caca de otra persona puede incomodar a algunas personas.
Pero Dallaway confía en la ciencia a pesar de la rareza. Su esposa y sus amigos han apoyado su proceso.
«No hay vergüenza ni consternación», dice Dallaway. «‘Si hay una posibilidad de que funcione, ¿por qué no?’ Esa es la reacción que tuve de amigos y familiares».
El Centro de Tratamiento del Microbioma (MTC) de la Universidad de Birmingham fue el primer servicio de TMF de terceros de Reino Unido que suministró muestras de heces a los médicos para tratar con seguridad a cientos de pacientes con infecciones por C. difficile y realizar ensayos de investigación.
En el centro, los donantes se someten a un estricto proceso de selección que incluye un historial médico detallado, una evaluación de su estilo de vida y pruebas de detección de patógenos en la sangre y las heces.
Una vez analizadas minuciosamente, las muestras de heces sanas se conservan hasta 12 meses en un congelador a -80 °C. Cuando un paciente necesita un trasplante fecal, las heces filtradas congeladas se descongelan y se introducen en una jeringa.
«Es difícil en países sin bancos de heces, pero la recomendación sería utilizar el TMF congelado para tener tiempo de examinar adecuadamente a estas personas», explica a la BBC el profesor Tariq Iqbal, director del Centro de Tratamiento del Microbioma.