Cómoda, elegante y señorial

Cómoda, elegante y señorial

EFE. Reportaje. Después de mucho tiempo relegada a un segundo plano, la cómoda regresa al calor del hogar, y no precisamente para instalarse tímidamente en la intimidad de la alcoba, sino para lucirse en espacios tan luminosos, distinguidos y elegantes como son los salones, aunque la nueva tendencia también las sitúa en recibidores y bibliotecas y, se les hace un hueco en  cuartos de baño y cocinas.

Este mueble bajo y con amplios cajones nació a principios del siglo XVIII, pero su verdadero origen se remonta a la Edad Media, cuando el servicio de reyes y nobles añadió patas a los baúles, con el fin de elevarlos y convertirlos en piezas más cómodas a la hora de sacar y guardar las pertenencias de los señores.

Con el tiempo, esa idea práctica y funcional fue evolucionando y los artesanos de la época se encargaron de pulir y tornear esas patas. Más tarde, a esos baúles evolucionados se les añadió rica decoración en marquetería, se les bañaron con pan de oro y les instalaron cajones para facilitar el orden.

A mediados del siglo XVIII, la cómoda de dos cajones es tan popular en la corte francesa que cuando sale a la calle recibe el nombre de Luis XV. Años después, a esta pieza se le añade un cajón estrecho en la parte superior y se le suma unos centímetros a sus patas,  modelo que recibe el nombre de Luis XVI.

Posteriormente, llega el estilo victoriano, un diseño mucho más femenino, que incluía un fabuloso espejo y pequeños cajoncitos para guardar joyas. Diseño que competía con el estilo “Queen Ann”, famoso por la reducción del fondo de sus cajones, conforme se iban añadiendo.

Los modelos actuales se inspiran y reinterpretan diseños clásicos con decapados, lacas y pátinas de colores, que ayudan a crear ambientes tan arriesgados como acogedores y confortables.

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